Editorial

Ayuso retrata a un Vox desleal y desubicado

Madrid, que no puede dar pasos atrás, necesitará una mayoría para que Isabel Díaz Ayuso no dependa de ningún grupo que no sea el suyo

La presidenta de la Comunidad de Madrid no ha tenido en Vox el socio y colaborador que se presumía tras la victoria electoral, que, aunque holgada, se quedó a unos escaños de la mayoría absoluta, por más que sí superó el resultado de toda la izquierda reunida. El grupo de Rocío Monasterio se empeñó casi desde el primer día en una equidistancia entre Isabel Díaz Ayuso y la oposición hasta que su propio desconcierto y la condición errática y esquiva de su estrategia convirtieron sus decisiones en parte de una suerte de pinza con el PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos. Serán, claro, los ciudadanos los encargados de evaluar si el devenir del partido de Santiago Abascal cumplió con los compromisos adquiridos acerca de planteamientos en positivo en torno a la gobernabilidad de la región o le pudo una ambición mal interpretada y un cálculo político desnortado. Si, en definitiva, aportó soluciones a la vida de la gente o se convirtió en un problema, como el resto de los grupos de oposición a la administración del Partido Popular. Para Isabel Díaz Ayuso, el rol y las aportaciones de Vox en estos años han merecido el reproche que escenificó ayer contra Monasterio en el último pleno de la Asamblea después de meses de pertinaz y premeditada campaña contra su acción de gobierno: «Que cada uno siga su camino, su deriva no me va a arrastrar». La presidenta de la Comunidad de Madrid se había cargado de razones a partir de un ejercicio de obstruccionismo que se hizo especialmente nocivo para los madrileños en la censura inopinada y gratuita de los presupuestos de la comunidad y, como ayer mismo, de la ley de incentivos fiscales a inversiones extranjeras con la que la jefa del Ejecutivo madrileño pretendía compensar el impuesto a las grandes fortunas que Sánchez puso en marcha a finales de 2022. Vox ha sido directamente responsable de frustrar iniciativas, algunas paliativas respecto del arsenal ejecutivo lanzado desde Moncloa contra Isabel Díaz Ayuso, enfocadas en reforzar el dinamismo económico de la región madrileña y en abundar en el bienestar y la prosperidad de los ciudadanos. Si Díaz Ayuso ha liderado el mejor desempeño autonómico de la nación, no ha sido gracias a la colaboración y la amplitud de miras de los que estaban llamados a ser considerados como socios, sino a pesar de ellos en medidas cruciales para el presente y el futuro del territorio. La experiencia de esta legislatura, en la que Vox se ha dedicado a desgastar al PP, proceder especialmente asfixiante en el Ayuntamiento de la capital, en el que ha boicoteado todas las cuentas de la corporación excepto una, es una conducta propia no ya de una formación desubicada, que no acertó ni en el fondo ni en las formas, sino desleal con los gobiernos populares y sobre todo con la voluntad de los electores. Madrid, que no puede dar pasos atrás, necesitará una mayoría para que Isabel Díaz Ayuso no dependa de ningún grupo que no sea el suyo.