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La caballería energética y el apoyo de la infantería

Sánchez, en busca de algún culpable que le convenga, insiste en rechazar toda energía nuclear, justo la que REE, la Guardia Civil de la energía, ha ordenado reactivar para evitar otro colapso.

Karl R. Popper (1902-1994), liberal y quizá el principal filósofo de la ciencia del siglo XX, apuntaba con amargura que «es imposible que alguien abandone mediante razonamiento una convicción a la que no ha llegado mediante razonamiento». Algunas reacciones de miembros del Gobierno tras el Gran Apagón confirman las reflexiones del pensador que, en su día, como tantos otros, tuvo que huir del nazismo. Las energías renovables son el futuro y España, que tiene una gran ventaja competitiva en ellas, debe saber aprovecharlas sin apriorismos ni talibanismos. «El conocimiento científico nunca puede ser considerado absolutamente permanente», alegaba también Popper. Napoleón (1769-1821) siempre recordaba a sus generales que la caballería no podía atacar sin la asistencia posterior de la infantería. Las renovables pueden ser la caballería energética, la que se lleva casi toda la gloria, pero el Gran Apagón ha demostrado que –al menos por ahora y durante años– requiere el apoyo de la infantería de energías más estables, entre ellas la hidroeléctrica o la nuclear, también limpias.

Hay dudas, pero la realidad empieza a imponerse. La hipótesis de un error –siempre es posible– de gestión en REE (Red Eléctrica de España) parece la más plausible para explicar el Gran Apagón. Jorge Sanz, director general de Política Energética y Minas, entre 2004 y 2009 con Zapatero en La Moncloa y defensor de las renovables, cree que «todo apunta en esa dirección». No es el único. El presidente, sin embargo, sueña con un culpable muy ajeno al Gobierno. Hay nervios en La Moncloa. «El primer ministro español bajo fuego», titulaba Financial Times. The Economist, por su parte, escribía que el episodio «no tiene por qué ser un desastre para las renovables, pero hay lecciones que aprender». La incógnita es si hay voluntad de estudiar esas lecciones o aferrarse al talibanismo ecológico antinuclear, tan impulsado por la exministra Teresa Ribera, ahora vicepresidenta de la Comisión Europea. Su prestigio ya está afectado por el apagón. Ryan McMaken, editor en el muy liberal Mises Institute, cree que en Europa «la moda del cero neto de emisiones supera la preocupación por la energía fiable y asequible». Sánchez, en busca de algún culpable que le convenga, insiste en rechazar toda energía nuclear, justo la que REE, la Guardia Civil de la energía, ha ordenado reactivar –había centrales paradas– para evitar otro colapso. Pero claro, ese razonamiento quizá tampoco es suficiente para cambiar convicciones no razonadas, como dijo Popper.