El trípode

La «cal» en Polonia y mucha «arena» en Rusia y París

El presidente de Polonia tiene derecho de veto sobre las leyes que aprueba el gobierno, ahora con Donald Tusk al frente, claro defensor de la Agenda 2030

Mientras reflexionamos en torno a la, de momento, última concesión de Conde-Pumpido a su jefe, con «las togas de sus progresistas magistrados y –magistradas– bien manchadas con el fango del camino», nos enteramos de que el sanchismo «puede hacer lo que quiera» mientras no esté «expresamente prohibido por la Constitución». Ante ello, colocamos el Trípode observando el panorama europeo, que nos da una de cal y otras de mucha arena. La de cal la aporta Polonia, donde el candidato presidencial Karol Nawrocki ha conseguido la victoria por un 50,88% de votos frente al opositor que obtuvo un 49,11%, en una reñidísima elección. No resulta extraño que Bruselas y el «gabinete de opinión sincronizada» ya le califiquen de «ultraderechista» frente a su contrincante, si tenemos en cuenta que en el debate electoral entre ambos, éste señaló a Pedro Sánchez como especial referente político para Polonia en la UE, mientras que, por su parte, Nawrocki colocó a Juan Pablo II. Sin duda, este resultado es un contratiempo para Bruselas y sus élites, ya que el presidente de Polonia tiene derecho de veto sobre las leyes que aprueba el gobierno, ahora con Donald Tusk al frente, claro defensor de la Agenda 2030. Mientras Nawrocki es un comprometido defensor de la vida, contrario al aborto y a la ideología de género, en sintonía con Giorgia Meloni y su política migratoria. La información de «mucha arena» la aportan Ucrania y Francia; una con su fulminante ataque contra diversas bases aéreas rusas, incluidas algunas situadas en Siberia, mientras París es la otra, tras el gran éxito del PSG en la final de la Copa de Europa de fútbol. Según dicen, tras 18 meses de preparación de esa operación, no tenían otra fecha que activarla en vísperas de una reunión bilateral con Rusia convocada en Estambul, lo que ya da idea clara de la motivación de la misma. La respuesta de Putin no es previsible; se dilate y se limite solo a «mucho ruido», lo que aconseja no olvidar que Rusia es una auténtica superpotencia en armamento nuclear, tanto táctico como estratégico, con el riesgo que conlleva de una escalada bélica que el PM Starmer parece desear. Y París aporta más que un grano de arena, con la violencia desatada por sus calles tras el 5-0 de Múnich frente al Inter. Muertos, heridos y centenares de detenidos no parece la manera de celebrar un triunfo, salvo que quien lo pretenda celebrar sea la «multiculturalidad» que incluso ultrajó la estatua ecuestre de Santa Juana de Arco, auténtico símbolo y héroe de la Francia «fille aînée de l’Église» (la hija primogénita de la Iglesia). Para seguir reflexionando.