El buen salvaje

Los cerdos

Salazar será un cerdo, pero Moncloa y Ferraz ya saben por qué, entre otras cosas, es una cloaca que se desborda

En otras circunstancias, la peste porcina sería lo único relacionado con el cerdo de lo que estaríamos hablando. Pero no es así, la pocilga se ha abierto, como en la película insufrible de Pasolini del mismo título, y retrata un momento político putrefacto en el que se cotiza moverse por la porqueriza con cara de llevar Esencia de Loewe. Es curioso que, en el mundo irreal, los cerdos tengan buena fama y aparezcan como seres divertidos, inocentes, incluso aguerridos, ahí esta Peppa Pig, el gorrino de «Rebelión en la granja» o la hucha para enseñar a ahorrar a los niños y, sin embargo, bajada la pezuña a la tierra, arrastren tan mala prensa, salvo cuando se presentan en forma de jamón ibérico.

El último cerdo llegado a esta frenética actualidad y a esta vida loca, loca, loca tiene el sello de la gran pantomima en la que se ha convertido el barrizal cercano a Moncloa. Paco Salazar, ex asesor de la casa, «se subía la bragueta en tu cara, escenificaba felaciones y pedía vernos el escote», según el testimonio, publicado en el diario.es, de una de las mujeres que trabajaron con él en Presidencia del Gobierno. Este hombre, que merodeaba como uno de esos salidos que se abren la gabardina, recibió el apoyo de la porquera progresista que le dio de baja de militancia, pero no tuvo un gesto hacia las presuntas víctimas. El Gobierno, ahora utiliza «vomitivo» como adjetivo que acompaña al personaje, si bien ya conocía de sus andanzas. En Moncloa y Ferraz se pota mucho últimamente cuando la náusea es pública. Mientras tanto, todo se entierra en la marranada.

La izquierda guarra puede tener un mal día, de Salazar a Monedero, pasando por el pájaro que dejó escapar Yolanda Díaz y se refugió en Cuba, pero un hombre cualquiera tiene que soportar que es un esbirro del heteropatriarcado. La derecha mata a las mujeres y la extrema derecha las asesina extremadamente porque quiere cambiar la ley de violencia de género. Salazar será un cerdo, pero Moncloa y Ferraz ya saben por qué, entre otras cosas, es una cloaca que se desborda.