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Sin Perdón

La coherencia y dignidad de Ayuso

«El problema de la España plural y constitucional reside en el sanchismo»

No necesito que nadie defienda el catalán con la ridícula operación del pinganillo. Es una más de las incoherencias de Sánchez que hace ahora aquello que no haría sino dependiera de los independentistas. Como soy un catalán que no tengo el complejo de los recién llegados o los conversos me alegra defender a Cataluña sin hacer el ridículo. En mi casa hablaban en catalán durante la dictadura y, a diferencia de algunos políticos del PSOE, Sumar e independentistas, ni apoyaban al régimen ni se beneficiaron de él. Me gusta recordarlo, porque muchos descienden de aquellos que saludaban al estilo fascista cuando las tropas nacionales entraron en Barcelona, Madrid u otras ciudades y pueblos. La defensa de mi identidad y la de mi familia, incluidos los que no están entre nosotros, no pasa por el ridículo de utilizar pinganillos en la Conferencia de Presidentes Autonómicos. Hay que aclarar que Sánchez es uno de los mayores farsantes de la Historia Política de España. Le hemos visto evolucionar desde la crítica más dura contra la rebelión del 1-O y comprometerse a meter en la cárcel a Puigdemont, a la rendición más humillante ante el independentismo. Mi familia hablaba catalán antes y después de la Guerra Civil, me gustaría saber si sucedía lo mismo con esos heroicos defensores del pinganillo. Ayuso estuvo muy bien diciendo y haciendo lo que harían muchos catalanes, vascos, gallegos, valencianos, baleares y asturianos que rechazan esta pantomima desde un profundo amor a sus tierras y sus idiomas. Hay que levantar la bandera del sentido común frente al disparate de los políticos oportunistas. No voy a criticar a los independentistas, porque son coherentes, aunque no comparto sus planteamientos. El problema de la España plural y constitucional reside en el sanchismo. No me refiero expresamente al socialismo. Y me resulta indiferente que me critiquen, porque esos políticos y periodistas fariseos no me pueden dar lecciones de catalanidad. Por otra parte, Ayuso tuvo un gran acierto al negarse a que Mónica García le besara. La portavoz de Más Madrid le acusó de firmar «sentencias de muerte» y Ayuso le preguntó a la sectaria ministra de Sanidad si todavía pretendía darle un beso a una asesina después de lo que su partido había dicho en la Asamblea. No vale todo en política.

Francisco Marhuenda. De la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España. Catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)