LaLiga Santander

Abdicación

La Razón
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Toreros, artistas, gimnastas, dirigentes, políticos, humoristas, modelos, deportistas varios, entrenadores y futbolistas. Muchos futbolistas, excepto tres que en el día señalado para la Gala de LaLiga no deberían haber tenido más compromiso que el de honrar a los clubes que forran de metales preciosos su vida cotidiana y al campeonato que contribuye a agigantar su leyenda. Ni Messi ni Suárez ni Griezmann. Sí que hubo importante representación del Atlético, sí que acudieron Simeone, Oblak y Godín a recoger su premio, pero el francés excusó su presencia y correspondió a Cerezo echarle un capote. Más notables aún fueron las ausencias de los astros del Barcelona, club que viajó a Valencia con una nutrida delegación encabezada por Bartomeu. Robert, el secretario técnico, y Rexach, la cara amable y dispuesta del club en estas galas, reemplazaron a los futbolistas, que disfrutaban de tres días de vacaciones por la gracia de Luis Enrique.

Raúl, embajador de LaLiga en Estados Unidos, voló hasta Madrid, cogió un AVE a Valencia, entregó el premio a Sergio León, departió con los invitados y a las ocho de la mañana emprendió el camino de regreso a Nueva York. A Raúl, que todavía no se explica porqué cuando Owen le arrebató el Balón de Oro a él no le entregaron uno de Plata, le sorprendió el vacío de tres de las figuras estelares del campeonato español. El espectáculo televisivo, irreprochable, pero la foto de Messi, Suárez y Griezmann, que hubiese dado la vuelta al mundo y puesto en valor a LaLiga, la imagen que esperaban los telespectadores de 180 países que transmitieron la Gala, se desvaneció entre deserciones. A Raúl le hurtaron esa instantánea. También echó de menos a Cristiano. Los reyes abdicaron sin contemplaciones.