José Luis Alvite

Bótox y madera

Bótox y madera
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Yo interpretaría la clamorosa adhesión a Rubalcaba en la Conferencia socialista como una demostración más de la generosidad con la que en España se les aplaude a los muertos en sus exequias. Ni siquiera le faltó el sonoro aplauso de Felipe González, que acababa de denunciar públicamente su clamorosa falta de liderazgo. En realidad incluso el ex presidente se me presenta ahora como el rostro recordatorio y tumefacto de un tiempo oscuro y sepulcral que ha sido regenerado para la ocasión con una providencial mezcla de bótox y encuadernación, barnizado con un aura testamentario, como el laúd con el que recuerda el viejo tuno sus lejanos días de rondalla, conmemorativo y cerúleo, retiradas in extremis de su piel las higroscópicas vendas del taxidermista. Y podría decirse lo mismo de José María Aznar, que hace de vez en cuando una aparición pretendidamente clamorosa y ejemplarizante, revestido con la carcasa de un gesto leñoso y adusto, lacado e imperturbable, y se gana el aplauso retrospectivo con el que sus diáconos le agradecen los buenos tiempos pasados, los días de soberbia y bonanza, cuando la economía mundial funcionaba sola y la cisterna del baño te devolvía dos billetes por cada ejemplar con el que atascases por capricho el retrete. Podrían haber adoptado ambos ex presidentes una actitud de humildad, y resignarse a esporádicas apariciones públicas en las que ponerse vagamente líricos y recordatorios, sin olvidar que hubo de todo en sus trayectorias públicas y en sus vidas, días buenos y momentos horribles, tiempos de luz y de bombillas sucias, actitudes grandiosas y gestos baldíos, de modo que comprendan que la vejez garantiza más a menudo la amnesia que la sabiduría. Tendrán de sí mismos una imagen admirable y por eso actúan como actúan. Puede incluso ocurrir que estén en lo cierto y sea razonable su arrogancia. Yo los veo de otro modo: vanidosos y soberbios, incapaces de aceptar que, a veces, el envejecimiento sólo sirve para que lo mejor de la memoria sea el olvido.