Elecciones generales

Canibalismo en «común»

La Razón
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El «tracking» electoral elaborado por NC Report para este periódico, además de dibujar un escenario que volvería a abocar a los mismos actores a retratarse en la palestra –salvado el hoy imposible acuerdo PP-PSOE tampoco existiría ninguna suma entre dos suficiente para gobernar–, arroja un panorama especialmente complejo entre unas fuerzas de la izquierda que siguen enfrascadas en su «liga» particular. Mucho de lo que ha ocurrido y previsiblemente seguirá ocurriendo con las consiguientes consecuencias para el país tiene relación directa con esa batalla en la que «sólo puede quedar uno».

Si la confluencia entre Podemos y una revitalizada IU que vuelve a rondar en sondeos como éste sus mejores registros llega a buen puerto, con el «sí» de los 70.000 militantes y simpatizantes de la coalición controlada por el PCE tras los auspicios de Echenique y Barrena, el beneficio en escaños –se trata de aprovechar la ley D’ Hont provincia a provincia– puede doblar la cerviz del PSOE, bien con «sorpasso» o bien con lo más parecido a un empate entre la formación que lidera Sánchez y una «santa alianza» de las otras izquierdas, que paradójicamente sí podría abrir caminos de negociación después del 26-J «muy distintos a los vividos tras el 20-D».

El pavor de la dirección socialista, barones incluidos, no lo es tanto por la imposibilidad de gobernar como paradójicamente por la posibilidad de que las cuentas pudieran comenzar a echarse entre las izquierdas pero sin la supremacía socialista. Lo peor que le puede suceder a una marquesa arruinada es caer en la cuenta de su nueva condición cuando tiene que guardar cola como el resto de los mortales. La segunda oportunidad para el cambio que Sánchez pretende situar en los comicios repetidos de junio tendrá que vérselas muy probablemente con un diálogo entre iguales que se corresponde de principio a fin con el caramelo envenenado en forma de listón que la lideresa andaluza Susana Díaz le ha entregado al todavía líder del PSOE en su nuevo y puede que último triple mortal. La encuesta de NC Report, como otras que vamos conociendo, mantiene un panorama consolidado en el centro derecha con un imperforable suelo de roca en el PP y con Ciudadanos en expectativas no demasiado alejadas del resultado de diciembre, pero muestra en la otra cara del espectro político un principio de incertidumbre casi cuántico. Si se acaba cumpliendo el vaticinio de un destacado barón socialista, «todos somos conscientes de que Pedro está políticamente muerto pero él es el único que no lo sabe», y si Podemos y sus alianzas logran el «sorpasso», ya no habrá argumentos desde Ferraz para pedir el apoyo de los Iglesias y Garzón al tiempo que se les veta la entrada «a saco» en un hipotético gobierno. Barcelona y Madrid a nivel municipal son, junto a otros muchos, claros ejemplos a la hora de mostrar a un PSOE entregado –pregunten a Carmona y a Collboni– cuando pierde la supremacía de la izquierda y, a nivel nacional, el master sigue sumando créditos. Todo llega.