Alfonso Merlos
Cordialidad condicionada
No están para hacer la paz ni la guerra, pero tampoco para convertirse en un escaparate donde hacer la protocolaria foto de familia y grabar en primer plano los gestos que delatan la interacción más o menos amistosa entre los Jefes de Estado.
Procede que estas cumbres se doten cada vez de mayor contenido y que en ellas se asista a un baño de mayor realismo. Y ahí la aportación de España va en la buena dirección. El objetivo de la comunidad iberoamericana es colaborar, cooperar, sumar; pero debe hacerse sobre unas bases comunes: el respeto a los derechos y libertades fundamentales, las sinergias entre el sector público y el privado y el respeto y apoyo de los representantes ciudadanos a los emprendedores. La esencia de la diplomacia reside en las formas, pero está quedando de manifiesto no sólo que hay un subcontinente americano funcionando a dos velocidades, sino con dos modos de encarar el futuro en términos de convivencia y crecimiento económico. Por ahí va uno de los mensajes que, sin estruendo pero con firmeza, ha dejado caer Rajoy. Lo advirtió Rousseau: «Es difícil recuperar la libertad una vez se pierde». Hay que luchar para que no sea imposible. Nos la jugamos.
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