José Antonio Álvarez Gundín

Desahucio, exprópiese

Desahucio, exprópiese
Desahucio, exprópieselarazon

En apenas dos años, el PSOE ha pasado de legalizar el desahucio exprés para fomentar el alquiler al «exprópiese» chavista, lo que revela la esquizofrenia de un partido cuya política de vivienda oscila entre el realismo mágico y el calentón bolivariano. O lo que es igual, entre la ocurrencia y el latiguillo ideológico cuya muestra más elaborada acaba de ofrecerla su número dos: si expropiar no es de izquierdas, «que venga Dios y lo vea». Desde 2004 hasta hoy no han faltado motivos para la epifanía divina, pues los socialistas han ensayado un muestrario de «soluciones habitacionales» a cada cual más variopinta. De entrada, para subrayar la cara progresista del ladrillo vista, se elevó la vivienda a rango de Ministerio y la ministra Trujillo dio con la piedra filosofal para que los jóvenes encontraran piso: las «keli finder», las zapatillas que obrarían el prodigio al instante de ser calzadas. Como no se apreció el esfuerzo ni el ingenio de promocionar la zapatilla llamándose Zapatero el presidente, fue sustituida por Carme Chacón, quien con ademán resuelto cambió la legislación y puso en marcha seis nuevos juzgados para agilizar el desahucio de los inquilinos morosos. Con un par. Natural que terminara de ministra de Defensa. Tomó el testigo Beatriz Corredor y en vista del éxito incesante de su política de Vivienda, el Gobierno decidió suprimir el Ministerio. Para entonces, ya había estallado la burbuja inmobiliaria, que ninguna de las tres ministras olió ni por asomo, y se habían enterrado cientos de millones de euros en proyectos que, como la Sociedad Pública de Alquiler, naufragaron por ineficaces. Si en vez de tanto experimento ideológico, el PSOE hubiera puesto coto al desmadre hipotecario que se estaba perpetrando ante sus narices, el drama de los desahucios sería hoy menor. No lo hicieron y ahora pretenden dar lecciones de cómo solucionarlo.