El derbi de Champions

Iñaki Zaragüeta
Treinta años pero, como alguien proclamó respecto a los cien años de honradez del PSOE, «ni un minuto más». Eso le sucede a su secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba. Su partido ni siquiera le concedió un periodo de calma desde el momento que fue elegido, menos aún tras la debacle ante el PP de Rajoy el 20-N de 2011. Tres décadas son algo más que «veinte años no son nada», pero se dibuja en el horizonte, más cercano que lejano, el final de quien ha sobrevivido a todo tipo de avatares de la política nacional y de su propia organización. Unas veces, por su destreza; otras, por su leyenda. Unas, cubierto con la piel de cordero invitando al pacto democrático; otras, añorando con sus actos al fundador del PSOE, Pablo Iglesias: «Este partido está en la legalidad mientras la legalidad le permita adquirir lo que necesita; fuera de la legalidad cuando ella no le permita realizar sus aspiraciones». A él y al comando mediático que se adornó con su nombre se les debe la batalla librada en las horas previas a las elecciones del 13-M después de la tragedia de Atocha. ¿Están hoy en la misma tentación?
Le ha llegado la hora y sus correligionarios han dicho «basta» al haberles conducido a un callejón sin salida, en el que todos se encuentran perdidos hasta el punto que, hoy por hoy, sólo imposibles sucesores se autoincitan como su alternativa.
No parece que negociadores condescendientes con el terrorismo o con especial flojera respecto a la unidad de España sean los llamados a detener ese tren como barco a la deriva, cuesta abajo y sin frenos. Así es la vida.
El derbi de Champions