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Alfonso Ussía
Euros viajeros
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La UDEF –excepcionales de nuevo su trabajo y constancia– ha resuelto que la familia Pujol oculta 900 millones de euros en Belice. Se queja de la falta de medidas judiciales cautelares, que han facilitado a la familia Carpanta nuevos movimientos de capitales. Se trata del hecho diferencial. En el resto de España, los políticos y empresarios trincados por sus amaños, choriceos e irregularidades están en la cárcel o viven bajo la lupa de las medidas cautelares. En Cataluña, los jueces juegan al «badminton» con los Pujol, que vuelan de un lado al otro de la red y al final descansan del trajín en sus confortables hogares.
Cuando se confirmó –saberse se sabía desde decenios atrás– que los Pujol se dedicaban al trinque comisionista al amparo de la presidencia de la Generalidad de Cataluña, se barajaron toda suerte de cifras y cantidades de dineros robados a los catalanes y el resto de los españoles. Mi bondad estableció un tope de 100 millones de euros. Un tope vago, para redondear el montante de lo afanado. Cien millones de euros equivalen a casi 17.000 millones de pesetas, y, divididos entre nueve –Jordi Papá, Marta Mamá, Jordi niño, Josep, Pere, Marta niña, Oriol, Mireia y Oleguer–, cada uno de ellos aseguraba su futuro con diez millones de euros por barba. Un futuro halagüeño, un sereno atardecer, un porvenir de praderas, costas, paisajes y globos de colores. Por otra parte, no me parecía correcto suponer que era más el dinero robado porque los jueces no parecieron darle importancia al asunto en cuestión.
Pero han cambiado las cosas. De aquellos supuestos cien millones, los Pujol han pasado a poseer, sólo en Belice, 900 millones de euros. Previamente, el ex nada Muy Honorable mintió públicamente sobre su patrimonio y acusó al Estado de ser víctima de una cacería. En eso coincide con su subalterno Mas, que también siente en su culo el jadeo de la rehala. Eso sí, no se ha conocido jamás dinero más viajado que el de los Pujol. Es un dinero con mucho mundo. De Barcelona a Andorra, trayecto breve. De Andorra a las islas del Canal de la Mancha. De ahí a México, Argentina, Uruguay, Islas Caimán, Panamá y Estados Unidos. Y definitivamente, con el dinero cansadísimo, con el dinero solicitando unas vacaciones, con el dinero con la lengua fuera y los muslos temblones, a Belice, donde parece que se ha reunido para disfrutar de los azules caribes. Es un dinero que ha aprendido a hablar en diferentes idiomas y al que se le puede llevar a cenar a los restaurantes más exclusivos del mundo. Un dinero excepcionalmente cultivado.
Si la UDEF ha detectado 900 millones de euros en Belice, lógicamente no serán los únicos. Nos vamos más allá de los 1.000 millones, que son 168.000 millones de pesetas a repartir entre Jordi Papá, Marta Mamá, Jordi niño, Josep, Pere, Marta niña, Oriol, Mireia y Oleguer. Y a cada uno le corresponden del dinero depositado en Belice 100 millones de euros, lo que les garantiza un sosegado porvenir y un pasar por la vida serenamente agradable.
No obstante, y para no soliviantar a los susceptibles independentistas catalanes, los Pujol, hasta el momento, se han ido de rositas. Y al no padecer las medidas cautelares que los jueces imponen a quienes roban fuera de Cataluña, la familia ha mantenido la frenética actividad del dinero, que ya está harto de tantísimo movimiento.
Es más, según me han contado, algunos millones de euros sienten la nostalgia de su nación de origen y han solicitado volver a España para rehacer su vida.
Y punto final, que me estoy emocionando y soy de lágrima facilona.
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