Cataluña

«Exit»

La Razón
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Con la victoria constitucionalista del pasado domingo, es decir, la suma del PP, Ciudadanos y el PSOE, hemos ganado tiempo para resolver uno de los mayores problemas que tenemos planteado en nuestra convivencia como nación política, es decir, lograr el definitivo encaje constitucional de las naciones culturales hispanas. Cataluña sigue siendo el mayor reto a la unidad y futuro de España y al mismo tiempo, uno de los principales rompecabezas para la UE junto al crecimiento de los populismos, las turbulencias del Brexit y los sueños de escoceses y norirlandeses. El desafío separatista que algunos se arrogan en representación del pueblo catalán ante una mayoría silente y silenciada exige una respuesta política en el plano sociológico, cultural y simbólico por parte del Estado español. El separatismo se nutre de sentimentalismo y propaganda, y la única forma de desmontar el programa de ingeniería social que los catalanes sufrimos desde hace décadas es actuando de forma similar a los recursos invertidos, mediante un plan claro y ambicioso en materia educativa que rescate a nuestros alumnos de la cautividad mental nacionalista y destaque por su nivel educativo a nivel europeo, con un lenguaje moderno e inteligente que ayude a movilizar a la mayoría de catalanes que queremos seguir conviviendo con el resto de españoles y una respuesta ilusionante que desactive la manipulación a la que han sometido a las nuevas generaciones que ignoran la historia y el pasado común basados en el supremacismo nacionalista. Para ello se debe trabajar en la dirección de impulsar desde la nueva administración española un «think tank catalán» que incida en la creación de un nuevo marco mental en Cataluña y que con urgencia construya un nuevo relato de España con el que emocionar a muchos catalanes que sienten lejos el proyecto común. En palabras de Gustavo Suárez Pertierra, ex ministro de Educación y Ciencia y ex presidente del Real Instituto Elcano: «El papel del Estado se ha venido debilitando en las últimas décadas. A las cesiones de soberanía que requiere la adquisición de masa crítica suficiente en el escenario internacional, se une la presión de la globalidad, porque las decisiones ya no son autónomas, porque las tendencias son globales, porque las fronteras se difuminan. En este momento la fortaleza de la sociedad civil y de sus organizaciones, más que suplir, refuerza el papel del Estado. Es preciso fijar objetivos que nos identifiquen como país y trasciendan políticas concretas». Los catalanes también queremos ser protagonistas del proyecto común español. Entendemos que la pluralidad que para España representa compartir varias lenguas y culturas es una riqueza y no un problema. Igual que Cataluña es España, y lo es de una forma natural España es también Cataluña en el sentido de que sin Cataluña no puede ser entendida. La reivindicación de esta mutua comprensión entre los españoles sobre las diferencias que nos enriquecen y no nos separan es una tarea que debemos asumir sin complejos. Hemos vivido hace unos días el Brexit, fruto de la unión de las palabras «Britain y Exit», es decir la salida británica de Europa. Tengamos claro que la actuación del Gobierno y su capacidad de comunicación y emoción hacia los catalanes podrá evitar el «Exit» (salida). Del nuevo Gobierno depende, y es que en catalán «Exit» significa «Éxito».