Restringido
«L’Atlàntida»
«Vic o reina de Muntanya,
No et diran estèril, no;
Tres homes has dat a Espanya
Que no tenen parió:
Balmes en saviduria,
I Claret en sandetat;
Mossèn Cinto, en poesia.
Quina excelsa trinitat!»
La poesía del sacerdote y poeta Joan Colom i Grau glosa la aportación hispana de tres «vigatans», queridos y admirados en Catalunya, hasta que el llamado «procès per la independencia» decidió que no representaban a los dictados de Mas, Pujol y sus futuros socios de las CUP. Balmes y Claret son dos claros ejemplos de la vinculación catalana al concepto de la hispanidad, pero es Verdaguer, el llamado «Príncipe de los poetes catalanes», quién sobresale con luz propia. Presentó en los Juegos Florales de 1868, una de sus primeras obras –«La España naciente»– un poema sobre Colón, el descubrimiento de América, la Hispanidad y La Atlántida. Verdaguer musicaba la profunda alegría de ser español viviendo en catalán. En 1870 comenzó a esbozar el poema épico de la literatura catalana, «La Atlántida», donde «La España naciente» sería el embrión. El catalán renacía en forma poética y las letras catalanas se vestían de oro para ensalzar la hispanidad. Una salud enfermiza le obligó a salir de su Osona natal, y entró en contacto con el Marqués de Comillas, nombrándole sacerdote de los barcos de la Compañía Transatlántica. Sus largas estancias en América fueron su fuente de inspiración de un nuevo tipo de poesía, en que abundaban los temas patrióticos, la melancolía de la tierra idealizada (El emigrante, Lejos de mi tierra, Saliendo de Cádiz) y sobre todo le permitieron terminar «La Atlántida».
«L’Atlàntida», definida por Marià Manent como: «síntesis de la mitología griega y de las tradiciones celtas, y coronado con la emoción renacentista de los grandes descubrimientos geográficos», ensalza la creación cósmica de la Hispanidad, las leyendas medievales, las tradiciones mitológicas, el cataclismo, la creación de España, las Islas, el descubrimiento de América. La fuerza creativa de la obra de Verdaguer es insuperable, su rico léxico (difícil de entender para muchos), una innovadora musicalidad, su fuerza imaginativa; logró que por primera vez el catalán se introdujera en Europa. «L’Atlàntida» se convirtió en la obra cumbre de la literatura catalana, de la poesía hispánica en lengua no castellana, un homenaje a la hazaña de América, protagonizada por todos los pueblos ibéricos; donde Verdaguer, con su peculiar forma poética de entender la hispanidad, hace del argumento de la formación geológica de España el enlace con las fábulas y leyendas que la tradición nos ha legado, donde la acción del poema se estructura en torno a dos planos: uno histórico que gira en torno a Colón, que pretende incorporar al mundo del mito; y un segundo plano que narra las hazañas de Hércules, al que pretende asignar una dimensión histórica. Que los herederos de los atlantes tomemos buena nota de quien quiere destruir la poética convivencia en nuestra tierra, evitemos que los Pirineos sean incendiados por burgueses radicales y cuidemos de nuestro jardín de las Hespérides para que no sea saqueado por ladrones comisionistas.
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