París protesta

Por lo que se informa en algunas noticias de prensa, Francia se queja. La decisión del Gobierno francés, de ser así, de presentar una nota de protesta contra España sería muy acertada. El Parlamento catalán es una entidad del Estado español y cuantas actuaciones lleve a cabo le son atribuidas a España. Los independentistas se lo toman todo a broma. Afirman, con desparpajo, el derecho a la autodeterminación de una parte del pueblo francés que habita en el sur de Francia, a lo que denominan «Cataluña Norte». Los independentistas desconocen el significado y alcance del derecho a la autodeterminación de los pueblos, tal y como es reconocido en el derecho internacional. No les importa. Eso no va con ellos. Tampoco la responsabilidad internacional. El independentismo catalán es profundamente insolidario. Pero, tampoco, les importa. Hace tiempo que han decidido no atender la legalidad española ni catalana y, ahora, no quieren respetar la legalidad internacional. Las decisiones equivocadas del Parlamento catalán en el exterior las paga España. Unas veces teniendo que pedir disculpas a otros Estados y, otras veces, todo llegará, haciéndose cargo del pago económico que corresponda. En democracia, la legalidad es el único camino que conduce a la resolución de los conflictos. España se debilita en el exterior y eso es, precisamente, lo que quiere el independentismo catalán. Los catalanes, sin embargo, quieren otra cosa. La derecha más reaccionara y burguesa de Cataluña se ha unido a la izquierda más extrema y radical. La gente no importa. Sólo el territorio. El Parlamento autonómico de Cataluña afirma autodeterminaciones y reparte y delimita territorios. El negocio del independentismo va viento en popa y, mientras tanto, y por eso, España es observada con recelo por la comunidad internacional. No importa nada. Menos mal que pertenecemos a la Unión Europa y menos mal que todavía queda algún sentido común. La sociedad internacional no perdona. Los Estados responden por lo actos de todos sus órganos y entidades.