Julián García Candau

Pesan las ausencias

Pesan las ausencias
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El Barcelona tiene su gran virtud en el juego colectivo, en la solidaridad, en la conjunción de sus líneas y en el juego de memoria. Se muestra en el campo sin improvisaciones. Lo que se puede esperar es una manera tan singular que con todo estudiado cada jugador sabe en cada momento lo que tiene que hacer. El fútbol de conjunto parece la única verdad o la suprema.

No hay equipo importante sin que conformen su fortaleza individualidades muy marcadas. Ocurrió en Granada que sin Xavi e Iniesta, aunque el Barcelona siguió jugando a su ritmo y con la clara pretensión de dominar la posesión del balón, fue más impreciso. El Granada no se acongojó cuando le llegaron los delanteros azulgrana creando ocasiones de gol y respondió presionando en todas las líneas para cortar el constante toque barcelonista. Con ataques esporádicos con Ighalo y Aranda, los defensores barcelonistas tuvieron más apuros de los habituales y llegó el gol del primero en una de las varias ocasiones en que la pelota cambió de un lado al contrario.

Cuando llegó el tanto granadinista Alexis ya había mostrado su repertorio de fallos. Su contumacia en el error es preocupante. Tampoco Messi anduvo muy fino ante Toño y de ahí que el Barça saliera a jugar contrarreloj en la segunda parte. Salió al rescate Messi con un gol de oportunista y un libre directo perfecto. Jordi Roura acabó por contar con Iniesta, pero ello no fue óbice para que en los últimos minutos el Granada se hiciera con la pelota y pusiera al Barcelona pidiendo la hora. Meritorio el partido de los locales.