Julián Redondo

Psicosis

Con el rostro oculto tras los guantes, retirado en camilla, corneado por el cruel destino, por la fatalidad que se llevó por delante el descaro de Jesé, Valdés desaparecía del Camp Nou por los siglos de los siglos. Salvo que hoy Bartomeu recurra al quite del perdón y le haga una oferta. Una mano en la rodilla, el otro brazo estirado, como Jesé tras sufrir la embestida de Kolasinac, y gritos de angustia que presagiaban lo peor, otro cruzado. No había entrado en el túnel cuando la gravedad de la lesión dejó el camino expedito a la cruda realidad, abierta en canal por todas las previsiones posibles como si los ligamentos del cancerbero estuvieran ya en manos del cirujano. Y preguntas en el aire: ¿se echará atrás el Mónaco –si es que era el destino del portero catalán–? ¿Se retirará el Manchester City de la puja? Y otra, más dolorosa por cercana, psicótica: ¿a quién llevará Vicente del Bosque en su lugar al Mundial de Brasil?

El fútbol es un torbellino que no admite la digestión de las victorias ni el consuelo por las derrotas. Los partidos se suceden a tal velocidad que contaminan lo humano de este deporte. No hay tiempo para llorar. Sale uno y entra otro: ¿Diego López? ¿El cáliz de Casillas también en la Selección? La decisión corresponde a Del Bosque, y no será tan difícil. Uno de los secretos de «La Roja» es su fútbol y le sobra cualquier debate; polémicas que Ancelotti regatea con destreza veneciana, la ceja izquierda alzada y media sonrisa en la boca; pero la traiciona lo irremediable: hay un san Iker en el banquillo, y un San Diego en California. López es bueno, pero no hace milagros. Que es lo que el Madrid necesita, después de perder dos partidos consecutivos sin necesidad de que le atraquen. En el Sánchez Pizjuán se robó él solo.

Mientras, el Atlético juega con fuego, consume minutos pasando una y otra vez, con fe y sin miedo, sobre las ascuas de San Pedro Manrique y no se quema; al contrario, sale fortalecido. Sufre como un perro y aguanta, como su afición de corazón en un puño, en lo alto de la tabla. Es líder.