
Julián Redondo
Tocar madera
Sin Diego Costa, ¿punto y final? ¿Hay vida en el Atlético más allá del hecho diferencial que dentro del campo es Costa? «Yes». «Si no es por superstición / puede ser por precaución / pero de todas maneras: / tocar madera». Tres palos, tres, en 19 minutos. Uno de Adrián y gol de Koke; dos largueros de Villa que no hubiese firmado Manolo Tena. Qué manera de sufrir, Sabina. Pero la mejor noticia del Barça era que llegó al descanso y sólo perdía 1-0. Los precedentes, cuatro empates entre ambos equipos, y como no hay quinto malo, victoria local. Merecida. Un encuentro más, Messi desapareció en la jaula de Simeone y Courtois, qué mano aquella del minuto 49, sólo recibió noticias de Neymar. También los marcajes a Xavi e Iniesta fueron escrupulosos, estrictos. Porque el trabajo colectivo se impuso a la calidad incuestionable. Y sin Diego Costa. No hubo que arriesgar al mejor jugador del Atleti ni tampoco empeñar el futuro. Salió cara. ¿Qué comiste, Adrián? ¿Qué almorzaste, Villa? ¡Qué partido de Tiago, de Gabi, de Koke, de Raúl! Qué ocasiones rotas por la fatiga a las puertas de Pinto, un temblor. Y, sin embargo, cada vez que el Barcelona combinaba en la frontal la grada bajaba el volumen, y lo elevaba hasta la estratosfera porque Godín, Miranda, Filipe Luis y Juanfran defendían como leones. Y el Tata quitó a Iniesta y Pedro entró después de Alexis y el Atlético reventó de gozo.
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