Delincuencia

Tráfico

La Razón
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No voy a escribir hoy sobre los embotellamientos de nuestras grandes ciudades ni sobre el tráfico de estupefacientes que tantos estragos causa. Mi objetivo es llamar la atención sobre otro tráfico del que se habla poco o casi nada: la venta de órganos humanos para realizar trasplantes. Es un fenómeno aterrador sobre el que no existen cifras oficiales y que va unido a la trata de personas y a ciertas formas de esclavitud moderna. Según la Organización Mundial de la Salud al menos uno de cada diez órganos humanos trasplantados (corazón, riñón, hígado, etc.) tiene un origen ilícito y por lo tanto criminal. Cifras destinadas a crecer. Al Papa Francisco este fenómeno le alarma y pidió a la Academia Pontificia de Ciencias que tratase el problema. En consecuencia los días 7 y 8 de febrero se ha celebrado en el Vaticano un simposio sobre «El tráfico de órganos y el turismo de los trasplantes». En él han participado decenas de especialistas provenientes de todo el planeta: médicos, políticos, profesores universitarios, directores de centros nacionales de trasplantes, criminólogos. Entre ellos dos autoridades procedentes de China, uno de los países que ha practicado hasta ahora una política que permitía la utilización de órganos provenientes de los ajusticiados. Al final todos los participantes han firmado una declaración cuya primera petición dice así: «Que todas las naciones y culturas reconozcan que el tráfico humano cuyo objetivo es la remoción y el tráfico de órganos, incluido el uso de órganos de prisioneros ejecutados y pagos a los donantes o a los parientes de los donantes muertos, sean considerados crímenes mundialmente y perseguidos legalmente a nivel nacional e internacional». Al mismo tiempo se invita a los líderes religiosos a que «animen las donaciones éticas de órganos y condenen la trata de seres humanos que tiene como objetivo la remoción y venta de órganos». También han denunciado que, en el colmo de la perversión, existen ciertas metas del turismo de los trasplantes donde resulta muy fácil y barato adquirir un órgano que será vendido a un precio que puede alcanzar los cien mil dólares.