Historia

Ángela Vallvey

Vacío

La Razón
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En política, como en todo lo demás, no existe el vacío. El espacio que alguien deja es ocupado por otro. Quien no opera, pierde el control a favor, quizás, de su propio adversario. A algunos políticos les ocurre como a los científicos de la Antigüedad, que desconocían la existencia de la presión atmosférica y, por tanto, eran incapaces de explicar los fenómenos debidos al vacío. En la política contemporánea, la presión desdeñada puede ser principalmente social, económica, además de la política misma, y algunas otras que sería espinoso enumerar. Pese a ello, muchos no entienden la importancia de tal presión y así, en un mundo materialista como el nuestro, el vacío resulta subestimado, aunque pueda ejercer un enorme poder. Verbigracia, Europa ha dejado hace tiempo que el vacío se instale en su corazón, que ha sido inmediatamente ocupado por fuerzas ajenas, contrarias, cuando no directamente hostiles. A menudo, la consecuencia del vacío en política suele ser el ejercicio (in)consciente de la indiferencia (o viceversa: la indiferencia da paso al vacío), que a su vez está relacionada con la indecisión, que es una falta de responsabilidad a la hora de elegir entre diferentes vías de acción. La responsabilidad, asimismo, está intrínsecamente unida con el compromiso. De modo que el vacío político se puede generar cuando, los encargados de ocupar un espacio, no se sienten demasiado comprometidos con la tarea que se les ha asignado, y que consiste en decidir y elegir estimulados, y en último caso obligados, por su compromiso con el contrato social que han suscrito con los ciudadanos (concretamente con sus electores). El indeferentismo moral ha sido ampliamente estudiado, con conclusiones inquietantes. La teología cristiana se ha ocupado del «adiaforismo», palabra que procede del griego «adiaforía», o sea: indiferencia. Pero habría que dedicar también sesudas reflexiones al indeferentismo político, que sin duda está bien relacionado con el moral, y que quizás hable mucho sobre la claudicación, y sobre la costumbre de servir a la sociedad platos que están hechos con el mero aire de las palabras nunca dichas, construyendo así discursos políticos que terminan por mostrar la irresponsabilidad que intentan sin éxito ocultar. El gran problema del indeferentismo político es que puede constituirse, a la postre, en una fuente de conflicto social. Y no parece que sea recomendable abusar de él excepto cuando alguien busca la suprema pureza mientras practica... yoga.