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Vísperas de...

La Razón
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No fue en el minuto 17.14, sino en el octavo. No caben interpretaciones esotéricas ni históricas. Y la señal es que si en aquella fecha se trataba de la sucesión, del apoyo catalán a la causa de un Austria contra un Borbón, en ésta la tarea es suplir a Messi, que a los 8 minutos del partido contra Las Palmas sintió que, ajeno a su mayoritaria voluntad, un ligamento de la rodilla izquierda le traicionaba. Las lesiones son siempre inoportunas, la de un futbolista de la talla de Messi, dramática, sobre todo ahora, y no porque fuera víspera de...

El Barcelona anda justito de plantilla porque se puso por montera ese nido de corrupción que es la FIFA, que con el reglamento en la mano aplicó severa sanción y no le permite incorporaciones externas hasta el 1 de enero. Ni es excepcional que a Messi se le independice un ligamento ni la lesión de larga duración de Rafinha, ni que a Blatter un fiscal paisano suyo le ponga «colorao» con cargos que bastarían para que cualquier directivo decente presentara la dimisión mucho antes de lo que él ha anunciado. Ya.

El 26-S, la víspera de..., el Barça sufrió un revés con la lesión de Messi y después de jugar un primer tiempo insípido, reaccionó en el segundo con la aparición estelar de Suárez y la velocidad de Neymar, que falló un penalti. No pretendió ser solidario con el compañero roto, pero lo mandó al limbo y su equipo, tras encajar el 2-1, terminó pidiendo la hora porque se mascaba el empate en el Camp Nou. Lo que hubiese sido el no va más de la tragedia. La víspera de... el Barcelona pierde a su mejor jugador días después de la goleada de Vigo. Los augurios son horribles.