María José Navarro

Yo, Leonor

Imagino que a estas alturas ya habrán visto el «¡Hola!». En casa no deja de rular de mano en mano. Ya sé que me van a decir Vds, que son unos ingratos, que prefieren las portadas con la mujer de Bustamante enseñando sus trapitos. Pues se siente. Primero porque esa señora es una cansina que está hasta en la sopa, y segundo, porque esta familia, siempre pendiente de los españoles, ha proporcionado muchísimo trabajo a los especialistas en fotochó, mostrando así su preocupación por los sectores más azotados por el paro. Algún día los expertos en retocar fotos nos lo agradecerán. Ese «¡Hola!» pasará por las escuelas y las facultades como ejemplo único de laboriosidad y esmero. Más Marca España, toma ya. El abuelo, verdaderamente, está espectacular. Hasta los perros han salido esbeltos, qué barbaridad. Bien es verdad que quizá se hace un poco largo el reportaje, pero eso se puede subsanar como hemos hecho mi hermanilla y yo: le hemos pintao gafas y barriga y así se nos ha hecho más entretenido. Por lo que hemos ido leyendo (yo leo que da gloria, mi hermana va aún con el dedo pasando por las letras) el abuelo dice que ya puede mi padre buscarse faena y pasatiempos y sopas de letras por un tubo, porque él no tiene previsto retirarse. Ya se lo he dicho a mi madre. «No nos queda otra que seguir dando que hablar. Vuelve a salir de compras sin maquillar que eso da mucho juego». Enseguida me ha soltado el rollo de que los Reyes lo ven todo y tal. Los Reyes, ya ves tú los Reyes. Por cierto, en mi caso no son los padres. No les queda ná ni ná a los pobres.