El trípode

Del Comité Federal de octubre de 2016 al de ahora

Una legislatura más con ese timonel a los mandos del país, es garantía cierta de un futuro más que preocupante

Oír a Sánchez decir que habla “en nombre de España” sin duda se hace acreedor de algunos comentarios. Y no lo merecen menos el que la práctica totalidad de miembros del Comité Federal de su partido- con la excepción de Page y sus seguidores- que le escucharon, se levantaran a aplaudir entusiasmados al jefe de “la actual PSOE". Es su actual organización, en la que ha transformado al partido cuyo Comité Federal le expulsó de la Secretaria General, precisamente para que no hiciera lo que hace ahora y que aplauden sus sucesores, también transformados en palmeras y palmeros suyos. Es lo que va del Comité Federal socialista que le cesó el 1º de octubre de 2016, al palmero actual del 28 de octubre de 2023.Son siete años y un mes los transcurridos entre uno y otro acto, cual si se tratara de una condena penal, que ha servido para convertir en entusiastas sanchistas a los sucesores de los que entonces reprobaron duramente su actual conducta política. Provoca auténtica vergüenza y sonrojo esa reacción ante las palabras de su venerado líder (y patrón) expresando que hablaba en nombre de España y que por su “interés y la convivencia” defiende la amnistía para Puigdemont y los demás golpistas. El espectáculo de contemplarles respondiendo con ese entusiasmo, cual si impulsados por un resorte se levantaran a aplaudirle, es digno de ser archivado en nuestra memoria visual y mental, además de la digital. Que sus recompensados con diversos cargos y empleos públicos - y ahora en expectativa de destinos bien retribuidos-, compitan entre sí en exteriorizar la adhesión inquebrantable a su secretario general, es propio de otros tiempos y de imágenes similares en torno al duce, el führer, el gran timonel, el salvador de la patria o caudillo de turno. Hubiese merecido la pena que Felipe González, Alfonso Guerra, y Nicolás Redondo, entre otros, hubiesen tomado la palabra para contemplar la reacción ante las mismas por parte de tales comilitones suyos y cualificados dirigentes de la organización que responde a las mismas siglas con las que ellos se sintieron identificados y por las que pidieron el voto. Que militantes y votantes sanchistas crean que ser “progresista” es amnistiar a Puigdemont y sus seguidores golpistas, y que su gran timonel les amnistía por el interés de España y la convivencia entre los españoles, exime de más comentarios para saber en qué manos estamos. Una legislatura más con ese timonel a los mandos del país, es garantía cierta de un futuro más que preocupante.