La situación

El comodín de las pensiones

«Ponemos parches en una rueda con varios pinchazos, en lugar de cambiarla por una rueda nueva»

Nueve millones de jubilados son nueve millones de votantes, y pocos sectores sociales son más cortejados por los políticos en España que esos nueve millones de votantes jubilados.

El presidente Zapatero estableció como costumbre anunciar subidas de las pensiones cuando inauguraba cada mes de septiembre el curso político en la localidad minera de Rodiezmo, en su León natal. Por eso resultó tan traumático que el PSOE congelara las pensiones en 2010, cuando la crisis financiera engullía nuestras cuentas públicas y Bruselas dijo basta. El sanchismo también se ha acogido al comodín de las pensiones con un doble objetivo: atraer votantes en año electoral y frenar, en lo posible, la refriega callejera que protagonizan los dos partidos que gobiernan juntos.

Es fácil encontrar observadores del escenario político que den por hecho que este acuerdo sobre pensiones entre PSOE y Unidas Podemos fortifica la coalición. Es más difícil encontrar a un experto que considere que el nuevo método para el cálculo de la pensión asegura el sistema a largo plazo. Como decía un economista este fin de semana, «habrá pensiones mientras haya dinero en la caja; cuando no lo haya, el gobierno que esté en ese momento ya se apañará». En un país con una deuda inmensa, el nuevo sistema no costará menos que antes, sino más. Ponemos parches en una rueda con varios pinchazos, en lugar de cambiarla por una rueda nueva, y anunciamos un pacto virtuoso –que es más pacto que virtuoso– porque no conviene añadir malas noticias a un año electoral.

Celebremos, por tanto, que las pensiones seguirán subiendo pase lo que pase. Quienes nos jubilemos en el futuro podemos estar tranquilos: nuestras pensiones servirán para subvencionar a hijos y nietos en paro o con sueldos míseros. Porque, siguiendo el criterio de la ministra de Hacienda, «los abuelos («agüelos», en su versión original) no quieren las pensiones para ellos: son para ayudar a pagar la luz al hijo; son la ayuda para ir al supermercado a comprar las cinco cosas que no puede comprar tu hija; la ayuda a nuestros jóvenes para que puedan salir los fines de semanas o comprar unas zapatillas».