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Sin Perdón

Cuerpo a tierra, llegan los hermanos Nadal

«La irrupción de Montoro no creo que sirva para compensar el desastre de la corrupción sanchista»

Pío Cabanillas fue una de las grandes figuras de la Transición, un gran jurista y un político de enorme ingenio. Era una época donde los ministros, a diferencia de lo que sucede con el sanchismo, salvo alguna excepción, tenían un gran nivel académico, profesional y político. Eran servidores públicos y no se servían de lo público para enriquecerse, medrar o, simplemente, sobrevivir ya que algunos no tienen donde ir si abandonan este barco que se está hundiendo. El gran Pío era notario, registrador de la propiedad y letrado del Consejo de Estado. Nos abandonó prematuramente en 1991 con 67 años. Su capacidad jurídica y su ingenio siempre me fascinaron. Con Iñigo Cavero, que me dirigió la tesis de Derecho, y Tomás Zamora hablábamos mucho de él y otras grandes figuras de la UCD en nuestras comidas de los viernes. Hay una frase suya muy conocida que es «cuerpo a tierra, que vienen los nuestros». Con su característica sorna gallega mostraba las guerras internas que destrozaron al partido que llevó a término, con la ayuda de un PSOE que no tiene nada que ver con el sanchismo, la Transición. Por supuesto, con la colaboración del PCE de Carrillo, la AP de Fraga y unos nacionalistas, que entonces eran moderados, como Jordi Pujol.

Con el escándalo desatado por la investigación del exministro Cristóbal Montoro y el regreso de los sorayistas con sorprendente fuerza al PP, se puede recuperar esa frase de «cuerpo a tierra, que vienen los hermanos Nadal». He de reconocer que siempre me ha llamado la atención el enorme ego que tienen, ya que parece que desde Adam Smith, por no remontarme más atrás, no han existido unos economistas más brillantes. No dejaron, precisamente, un buen recuerdo y muchos empresarios los consideraban auténticos enemigos de la libertad de empresa. Hace muchos años tenía en la pared de mi despacho la frase de un gran periodista que al ser entrevistado dijo que los columnistas tienen que escribir de aquello que conocen. Eso hace que sea selectivo en esta materia y no leo a aquellos que se limitan a tocar de oídas o se informan a partir de lo que leen en los periódicos aderezándolo con su sesgo ideológico. Tenía un compañero que era catedrático de Historia Contemporánea que se denominaba experto en el mundo árabe y el conflicto de Oriente Próximo sin hablar ningún idioma de la zona o haber investigado en los archivos. Creo que su mayor cercanía, dicho irónicamente, fue visitar Petra. Por ello, nunca leía sus artículos o sus libros. Esto mismo podemos aplicarlo a los famosos hermanos Nadal, ya que no tienen experiencia en la economía real. Me resulta más simpático Cuerpo, que también es economista del Estado, que los nuevos hombres fuertes del equipo económico de Feijóo.

No voy a negar que muchos de los cambios que ha realizado me parecen positivos, pero no me parece buena idea volver a los economistas intervencionistas desconocedores de la economía real. Ahora solo falta que regrese Soraya como presidenta del Consejo de Estado y se premie a los casadistas que revolotean por Génova dispuestos a auxiliar al vencedor. Al final, los que quisieron acabar con Ayuso y decían disparates en su contra se convertirán en ayusers, aunque me temo que algunos ya lo han hecho. Todo sea por conseguir un cargo. A estas alturas tengo una cierta añoranza de los tiempos políticos de Cabanillas, Cavero o Lavilla, por citar algunos que nos han abandonado, o el nivel de los gobiernos de Felipe González, aunque discrepara de las políticas que pusieron en marcha. Los Nadal serían, como máximo, directores generales, pero no olvidemos que Montoro fue ministro y Soraya pasaba por ser una gran vicepresidenta o Fátima Báñez, una extraordinaria ministra de Trabajo. Desde luego, prefiero a Fernando Abril Martorell, Alfonso Guerra o Narcís Serra.

El escándalo Montoro, ya veremos en lo que queda y habrá que respetar la presunción de inocencia, ha tenido el efecto de alegrar a los sanchistas, porque han encontrado un juez y una instrucción que les gusta. Por lo visto no lo consideran lawfare, ya que lo pueden utilizar contra el PP. No importa que el exministro sea muy poco querido entre los populares. El espacio que dedica la prensa, la radio y la televisión del movimiento es espectacular. En el nuevo relato, intentan acotar que lo de Ábalos y Koldo es la historia de dos salidos obsesionados con el sexo y que no se encontrará nada que implique Cerdán, al que en cualquier momento lo propondrán para que sea nombrado marqués de Milagro, su pueblo natal. Tras el disparate jurídico que hicieron Conde-Pumpido y sus mariachis con los ERE, no hay que descartar que en el próximo congreso sea acogido entre aplausos.

No puedo criticar que la izquierda sanchista y sus aliados aprovechen la ocasión para poner en marcha el ventilador, aunque me resulta divertido ver a los periodistas y los medios de comunicación del régimen mostrando ese sorprendente fervor. Es cierto que se juegan mucho en el terreno económico, ya que Sánchez es muy generoso con el dinero de todos y se ha convertido en un experto en comprar las voluntades de aquellos que eran sus más feroces y crueles detractores. La irrupción de Montoro no creo que sirva para compensar el desastre de la corrupción sanchista, que no se limita a Ábalos, Cerdán y Koldo, y los líos judiciales de la familia presidencial, así como la notoriedad de las saunas y los prostíbulos de la familia Gómez. En cualquier caso, es una mala noticia para Feijóo, aunque no tenga nada que ver ni directa ni indirectamente con las presuntas andanzas del exministro y los socios de Equipo Económico. A pesar de ello, lo mejor es que siga con su línea, se libre de todo lastre del pasado y se guarde de sorayistas, casadistas y los habituales aprovechados que llaman a la puerta de Génova.

Francisco Marhuenda. De la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España. Catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)