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La situación

Cuidado con las malas compañías

«El PP debe de estar pergeñando una especie de manual de instrucciones para actuar cuando corresponda»

Es posible que para Feijóo y su cohorte más cercana, la tentación de dejarse querer por las malas compañías sea difícil de esquivar. Creen que Pedro Sánchez es un boxeador grogui, que caerá sobre la lona en cuanto haya nuevas aportaciones escandalosas en cualquiera de los variados casos de corrupción que le afectan a él, a su gobierno y a su partido. Y esa tentación gana intensidad, conforme determinadas voces cercanas a Junts y al PNV hacen llegar sus ecos a oídos de la cúpula popular. Son mensajes cifrados del estilo «bajad un poco el tono contra nosotros, y quizá podamos acercarnos», o «si nos lo ponéis más fácil, criticándonos menos, quizá surjan oportunidades», y otras manzanas envenenadas similares.

Feijóo ha optado por dejar al PSOE cocerse en su propia salsa, consciente de que presentar una moción de censura supondría dos cosas. La más inmediata es que el foco del debate nacional dejaría de estar en los casos de corrupción socialistas, para centrarse en la moción del Partido Popular y sus pocas posibilidades de ganarla. Y la siguiente sería que, probablemente, Feijóo perdería la votación y, como consecuencia, reforzaría la posición política de Pedro Sánchez, cuando el presidente del Gobierno está tan abajo, que cuesta imaginar que el fondo se encuentre a mucha mayor profundidad.

Como es natural, el PP debe de estar pergeñando una especie de manual de instrucciones para actuar cuando corresponda. El problema es el empaque de los posibles socios. La experiencia de sus alianzas territoriales con Vox ha sido la que se podía esperar: Vox ha abandonado los gobiernos autonómicos a los pocos meses, y es fuente de conflicto permanente por su empeño en llamar la atención con su característico griterío, que ni siquiera han soportado personalidades tan importantes en los inicios del partido como Espinosa de los Monteros o Macarena Olona. El caso del PNV no es muy distinto: a Rajoy le aprobaron los presupuestos el 23 de mayo de 2018, y lo echaron del poder el 1 de junio, apoyando la moción de censura de Pedro Sánchez. Y el partido de Puigdemont es el partido de Puigdemont. Se explica solo.