Bruselas

El PP aguanta la crisis

El Partido Popular ha vuelto a ganar las elecciones al Parlamento Europeo con el 26,04% de los votos, lo que supone una representación de 16 escaños. Revalida de esta manera la victoria de los comicios de 2009 y sufre el efecto de la crisis económica y de las medidas que ha tenido que aplicar en momentos realmente dramáticos, lo que ha provocado un retroceso, aunque sigue siendo la principal fuerza española. El PP era consciente de que la puesta en marcha de políticas impopulares tendría un coste, a pesar de que están demostrando su eficacia. La política responsable exige sacrificios electorales. La victoria de los populares mantiene la distancia que en los comicios de 2009 marcó con el PSOE, que ha conseguido el 23,03 % de los votos, lo que deja a su líder, Pérez Rubalcaba, en una situación complicada ya que apostó por Elena Valenciano, que sin duda ha fracasado en su improvisada estrategia de centrar su campaña sólo en atacar a Arias Cañete. El toque de atención al bipartidismo no significa su desaparición, a pesar de los agoreros que le atribuyen todos los males del sistema desde la cómoda posición de las opciones minoritarias. Es la primera vez que el Gobierno de Mariano Rajoy se somete a examen en unas elecciones después de dos años trascendentales para nuestro país y del resultado se pueden extraer algunas conclusiones. La primera, que sus propuestas para Europa han sido convincentes y, sobre todo, realistas para una parte del electorado. La segunda, que se reafirma el apoyo a los populares a pesar del retroceso y que sigue manteniendo una base sólida de votantes porque es evidente que una gran parte del electorado de centro derecha se ha quedado en casa. La tercera, y que puede resumir tanto la lectura nacional como europea de los resultados, que las políticas reformistas emprendidas por Rajoy han sido aprobadas en estricto juego democrático como la solución más eficaz y razonable a la crisis económica, por un lado, y que la estabilidad política reclamada por las instituciones europeas encuentra en el Gobierno español un aliado fiable, por otro. No habría que olvidar que Rajoy y Merkel son los únicos gobiernos conservadores que han ganado en sus respectivos países. Los votos que España aporta al Partido Popular Europeo tienen valor para la futura Comisión en un momento en el que la crisis económica y financiera ha puesto en duda el futuro de la UE. Ante la ola euroescéptica que amenazaba con impactar en los cimientos de Bruselas y la irrupción con fuerza en Reino Unido y Francia, sólo cabe fortalecer las instituciones y desarrollar una gestión más eficaz que llegue a los ciudadanos, para que sientan que Europa es la solución y no la causa del problema. Por último, a pesar de que la participación ha aumentado, la deserción en las elecciones europeas sigue siendo la gran asignatura pendiente en la construcción de la unidad política, que impide mayorías sólidas y fomenta el auge de populismo.