Opinión

Empieza el show

Aunque el PP salga reforzado como partido de la oposición para los próximos cuatro años, el futuro de nuestro país se colocará en manos del espectáculo

Óscar Puente salta y dan brincos por los pasillos del Congreso con los puños en alto en su papel de último campeón de la política. A la estela de los grandes pistoleros, esta semana se ha coronado como un fuera de serie del espectáculo y el histrionismo de barra de bar. Al menos ya sabemos que los cuñados no son solo de derechas, también los hay de izquierdas y saben actuar muy bien cuando se les azuza. “¡Ataca, canelo!".

De todo este rifirrafe de las tres jornadas gloriosas se saca en claro que el guirigay nacional sigue intacto pese a nuestros padecimientos veraniegos, pero nos mantenemos dentro de las envidias de los patios de vecinos. Y la verdad es que, aunque el PP salga reforzado como partido de la oposición para los próximos cuatro años, el futuro de nuestro país se colocará en manos del espectáculo, que es lo que de verdad aprueba la totalidad de los partidos políticos, sin que nadie haga caso de las verdaderas intenciones de la calle, que se pregunta cómo es posible que populares y socialistas no consigan sentarse para cerrar un pacto nacional que no dependa de la voluntad del señor que huyó en un maletero.

Siempre me ha fascinado la figura del “portacoz", tan duro desde la tribuna contra los contrincantes políticos y tan domesticado ante la figura del jefe supremo de la tribu. En la Alemania de la postguerra se llamaba a este tipo de sujetos los ciclistas, porque bajaban el lomo ante los que le daban el alpiste con la manita y pataleaban contra sus inferiores. En eso no nos diferenciamos de los alemanes de entonces.

La política se ha convertido en una caricatura y el esperpento nacional se ha instalado en cada episodio de nuestra actualidad como si fuera un retablo gótico donde se cuentan la vida de los santos o de la Virgen: “Feijóo en su soledad”, “El machirulo en la tribuna”, “Irene Montero crispada en Aragón”, “La equivocación de Don Herminio”..., esperando estamos para ver el final de esta genealogía de lo inmoral.