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Insensateces

Estonia

Todos creemos que el sol es un buen compañero. Pero, de verdad, si no hace bueno, seremos capaces de remontar

Hoy es Domingo de Ramos, que es un día precioso en toda España. En toda España, país que, gracias a Dios, podemos visitar a poco que nos empeñemos. Excepto en First Dates, programa al que va gente que no sabe dónde está Almería, todos los demás somos capaces de memorizar nuestros viajes acontecidos para conocer el territorio nacional. A poco que el ceño se nos ponga tenso, creo que casi todos ponemos en el mapa las cosas en su sitio. Hemos ido, nos han llevado, veraneamos, fuimos de trabajo. Y que hemos ido fácil, coño, que tampoco esto es China.

Pero, llega el Domingo de Ramos (Semana Santa fetén) y resulta que has pagado un hotelito en cualquier lugar de Españita. Y, desde hace unos días, a ti te vienen amargando la existencia con la previsión del tiempo. Que si no va a salir la Esperanza, que si es imposible que saquen al Cachorro, que si peligra El Encuentro. Así que tú te ves, con tu reserva de alojamiento, escuchando el fin del mundo. Que es que sales del hostal y no sabes si es mejor volverte o perder la vida. Que parece que la lluvia es el nuevo apocalipsis. Que es que, en vez de vivir en España, parece que hayamos mutado en Estonia. Entre lo que tienes obligatoriamente que comer, ver, visitar para no hacer el cateto; entre lo que tienes que adivinar, consultar o dejarte asesorar; entre lo recomendado y lo excluido, es que no se puede salir a una calle tranquilamente. Es que pareces extranjero. Es que estás a dos horas y media de tren y te tratan como si fuera Estonia. No te has llevado la ropa indicada, no has elegido los mejores días para venir, no vayas a ese restaurante porque hacen mejor el choco en este.

Todos somos capaces de entender que el agua frustra muchos anhelos de los cofrades, somos capaces. Todos somos capaces de comprender que hay muchos españoles deseando que lleguen estos días para hacer ese ejercicio íntimo que es la Semana Santa. Todos creemos que el sol es un buen compañero. Pero, de verdad, si no hace bueno, seremos capaces de remontar. De verdad. Cálmense. Es que es insoportable esto desde la oficina, ¿eh?