El canto del cuco
Examen de fin de curso
Sánchez aparece envuelto en sospechas de corrupción dentro de su propia casa, y eso resquebraja incluso la confianza de sus socios
Acaba el curso político con demasiadas asignaturas pendientes para septiembre. Los problemas judiciales que afectan a la mujer y al hermano del presidente del Gobierno contribuyen al hastío de la opinión pública y al desconcierto en las cercanías del poder. ¿Qué pasará en septiembre? Aumentan los que piensan que el «caso Begoña Gómez» no se está llevando bien. Sea cual sea el desenlace del mismo, está deteriorando irreparablemente la imagen de Pedro Sánchez. ¿Por qué se niega su mujer a declarar ante el juez si no tiene nada que ocultar? ¿A qué vienen tantas exigencias y cortapisas? ¿Qué se han creído? ¿Cómo se justifica la sorda campaña contra el juez Peinado? En resumidas cuentas, ¿por qué no quiere colaborar con la Justicia la mujer del presidente? Son preguntas de la calle. El dirigente socialista ha perdido la batalla ética y está perdiendo la del relato. Aparece envuelto en sospechas de corrupción dentro de su propia casa, y eso resquebraja incluso la confianza de sus socios. Hoy es un político que carece de autoridad moral para presentar ningún programa de regeneración. Las anunciadas medidas sobre la Prensa se toman como un plan represivo para salvar el honor de su mujer.
Los problemas que se le acumulan a Sánchez en su partido y en su propia casa y la deriva radical emprendida por Abascal, parece que para frenar el «efecto Alvise», amplían, en principio, el campo de actuación de Feijóo como alternativa de Gobierno. Parece una conjunción astral. El acuerdo sobre el Poder Judicial y la liberación del PP de sus alianzas con Vox en las Comunidades Autónomas favorecen los acuerdos parlamentarios con el PNV y con Junts. Con los dos, dejando aparte el insalvable problema identitario, existe cercanía ideológica y una notable concordancia tanto en el programa económico como en la política social. En estos días del tórrido verano ha habido gestos inequívocos de aproximación. No será fácil, pero esto abre por primera vez la puerta a la moción de censura en otoño si sigue el deterioro y no hay adelanto electoral.
Acaba, pues, el curso político con suspenso general, incertidumbre y algunos movimientos de fondo ante la parálisis parlamentaria, el descrédito del Gobierno, la sombra de la corrupción en casa del presidente y la falta de horizonte. Ha sido un año políticamente perdido, con bronca permanente, en el que lo más destacado ha sido la inconstitucional ley de Amnistía y la «pumpidización» del Tribunal Constitucional, y, en política exterior, el reconocimiento de Palestina y la ruptura con Argentina sin contar con nadie. Eso da idea del desbarajuste.
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