Insensateces

Juanón

Ahora, se tiene usted que embaular sus opiniones de hace meses y casi pedir perdón eterno porque resulta que esto se ha dado la vuelta como un calcetín

De Juanín a Juanón, oigan. El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña ha absuelto a Dani Alves, ese señor gárgola vestido siempre de bolso, del delito de agresión sexual a una joven en una discoteca de Barcelona. Y me dirán ustedes que ahora me tengo que tragar mis palabras después de la sentencia de hace unas horas y que abrí demasiado pronto la boca con la que se dictó desde la Audiencia Provincial y que, en este instante, me tengo que meter mis opiniones en el orto porque, además, han sido tres mujeres de cuatro magistrados los que han decidido que el hombre bolso no tenga que saldar ninguna cuenta más ante la señora de la venda. Es más, que si el hombre bolso quiere, puede pedir que se le reembolse lo sufrido, lo pagado y lo vivido. Y hará bien si lo pide, que quede de mi parte dicho. Como si lo pedimos los que necesitamos un croquis, un cuadro sinóptico, un esquema simple para mujeres simples para entender por qué un tribunal dice una cosa y el siguiente otra.

Así que, vayamos a lo que afirma el TSJ de Catalunya. Que no hay suficientes elementos para desvirtuar la presunción de inocencia del hombre bolso. No hay prueba suficiente para condenarlo. Así que, señora, todo lo que usted pensó, reflexionó, todo lo que le dijeron los expertos, los mega expertos, los que estaban, los que vieron salir al hombre bolso por un lado y a esa mujer totalmente destrozada cuando abandonó el baño, ya no importa.

Ahora, se tiene usted que embaular sus opiniones de hace meses y casi pedir perdón eterno porque resulta que esto se ha dado la vuelta como un calcetín. Y que si usted dice que le parece raro todo, que no lo entiende, que se pongan de acuerdo porque estas sentencias tan dispares no ayudan a la causa, es que es usted una peligrosa feminista. Ya han aparecido los que consideran a Alves un santo, un mártir, un bendito. Los que van a agarrar el rábano por las hojas sin ningún pudor. Los que nos van a exigir que nos repleguemos.

Que si quiere bolsa, señoro.