Sin Perdón
Otra mentira de Sánchez
«Me da mucha pena que al frente del gobierno de mi país esté un farsante de comportamiento tan reprobable»
A estas alturas, no se puede sentir ofendido porque se le considere un mentiroso compulsivo. Es, probablemente, el político menos fiable de nuestra historia. No recuerdo ningún caso igual. He estudiado, por motivos académicos, los presidentes del consejo de ministros desde que se constituyó formalmente esta institución como sucesora de las secretarías de Estado y del Despacho. Hubo otros órganos colegiados, pero siempre es más preciso remontarnos al siglo XIX. Hemos tenido presidentes buenos, regulares y malos. El caso de Sánchez merece una biografía en profundidad cuando pasen unos años, aunque me temo que ningún historiador mínimamente riguroso será capaz de soslayar las prácticas reprobables que han caracterizado al sanchismo. En el terreno de las mentiras creo que es la evolución lógica de su carencia de principios y ausencia de empatía. Hay que reconocer que no solo lo ha reconocido, sino que considera que son solo cambios de opinión. No me sorprende que haya conseguido que Conde-Pumpido asuma la servidumbre romana del colonato sometiéndose a su señor. Es otro que también ha cambiado de opinión y legitimará las mentiras de la amnistía, porque es la evolución lógica de su falta de principios éticos y su fervorosa adhesión a la idea de someter la legalidad al interés del poder político como hicieron los juristas que acabaron con la Constitución de Weimar. Sánchez mintió al asegurar que la OTAN había concedido a España una cláusula de exclusión para quedar liberada de gastar el 5% en Defensa. La verdad es que escuché con gran interés su comparecencia y me sorprendió que Mark Rutte se hubiera rendido, así como que el resto de los países miembro asumieran como borregos esta exigencia. Ahora sabemos que no hubo ningún acuerdo histórico, sino otro de los juegos de artificio de un mentiroso compulsivo. Me da mucha pena que al frente del gobierno de mi país esté un farsante que es capaz de tener un comportamiento tan reprobable. Es cierto que su biografía está jalonada de este tipo de actuaciones, pero ha llegado a niveles asombrosos. Las mentiras tienen las patitas muy cortas, pero en el caso de Sánchez sabemos que no hay que esperar que diga alguna verdad. Como señala uno de sus amigos, la falta de empatía es tanto su mayor fuerza como su mayor debilidad.
Francisco Marhuenda. De la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España. Catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)