Aunque moleste
El otro mensaje de Sánchez en China
Preocupa «evitar la fragmentación de la economía» que supone sustituir el dólar por el petro-yuan de los BRICS
Se habla mucho de que el objetivo principal de la visita de Pedro Sánchez a China era el de acercar posiciones con Xi Jinping para lograr que la mediación de éste pueda ser fundamental cara obligar a Putin a poner fin a la guerra. Cierto que ese asunto es relevante, máxime en un momento en el que las fuerzas de uno y otro bando escasean. Si la invasión acaba durante la presidencia española de la UE, imaginen la de medallas que nuestro líder se va a colocar tras derrotar al virus, vacunar a toda España, apagar el volcán y vencer a la inflación. Iría el presidente a las elecciones de diciembre con honores acumulados, en la esperanza de que la ciudadanía compre esos logros y no lo que ve: carestía y dificultades para llegar a fin de mes.
Más desapercibido pasó otro mensaje que Sánchez llevó a Beijing sin ser muy resaltado. En el Foro de Bao para Asia (BFA), el jefe del Ejecutivo habló de «la necesidad de reformar la arquitectura financiera internacional», trasladando lo importante que es «evitar la fragmentación de la economía». Cuestión relevante si se tiene en cuenta que en la reunión anterior de Xi con Putin se abordó sobre todo una cuestión que preocupa sobremanera tanto en Washington como en Bruselas, igual que en la sede del BIS (banco de los bancos centrales) en Basilea. Rusos y chinos acordaron sustituir el dólar por el yuan en sus transacciones comerciales, algo que después ha sido extendido a los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica), que representan el 31,5 por ciento del PIB mundial y 3 mil millones de habitantes. Llama la atención el caso de Brasil. Con una economía hiper-dependiente del billete verde, ha anunciado su acuerdo con China para realizar transacciones en yuanes y reales, decisión que implica la exclusión del dólar en operaciones entre ambos y con los BRICS. Convenio que iba a ser rubricado durante la visita de Lula a Pekín, cancelada a última hora por una neumonía inesperada del brasileño.
El pacto entre Brasilia y Beijing conlleva que Brasil entra en el sistema interbancario de pagos de China, conocido como CIPS, alternativa al SWIFT occidental, del que ha sido excluida Rusia por las sanciones. La agencia ApexBra justifica la decisión argumentando que desde 2009 China es el principal socio comercial de Brasil.
Mayor es la sorpresa por el acuerdo entre China y la compañía francesa TotalEnergies firmando el primer comercio de petróleo y gas licuado en yuanes. Cierto que es imposible que la divisa amarilla pueda sustituir al dólar, pero como ha escrito Elon Musk «la moneda americana corre el riesgo de perder su prevalencia y estatus internacional».
Chinos y rusos han anunciado, por lo demás, la disposición de los BRICS a crear «una moneda común», hecho que anunciarían en la próxima cumbre del grupo en Suráfrica. En realidad se refieren al mismo «petro-yuan» maquillado como moneda digital, pero respaldado en oro, restableciendo el patrón que se destruyó en Bretton Woods.
Se explica mejor así el mensaje de Sánchez en Beijing sobre la necesidad de «evitar la fragmentación económica». En eso estamos. Tal vez por ello las reservas de oro de los bancos centrales han crecido hasta su nivel más alto desde 1974.
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