Al final, resulta que tenían razón Alberto Núñez Feijóo y José María Aznar al denunciar que la carta de la zozobra escrita por Pedro Sánchez era una finta política sin otro fin que prorrogar su permanencia en el poder, provocando la reacción de la veintena de partidos que le apoyan, entre ellos, Podemos y las dos agrupaciones independentistas de derechas, el PNV y Junts.

Siempre he considerado absurdo el desdén de la oposición a Pedro Sánchez. Durante largos años ha demostrado extraordinaria habilidad para sortear los más complicados obstáculos. Felipe González, la gran autoridad del PSOE, le despachó de Ferraz porque se sintió engañado. A los pocos meses, Pedro Sánchez le ganó la partida en la persona de su candidata Susana Díaz, venciendo en las primarias del partido. Retornó entonces a Ferraz para instalarse de nuevo en el despacho de secretario general, del que había sido expelido. Venció después a Mariano Rajoy en una moción de censura inverosímil, orquestada por la inteligencia de Pablo Iglesias; ganó a continuación las elecciones generales del 19 de abril de 2019 y después las de noviembre de ese año. Fue derrotado en las autonómicas y municipales del 28 de mayo de 2023, pero decidió de forma audaz convocar elecciones generales durante la semana más tórrida y vacacional del año. Y el resultado fue que añadiendo al PSOE los escaños de Sumar, incluidos los de Podemos, amén de los vascos y catalanes, dos de ellos de derechas, birló a Alberto Núñez Feijóo la presidencia del Gobierno y se quedó sentado confortablemente en la silla curul monclovita.

Ahora, en una situación de extrema dificultad, lanzó un órdago sobre el tapete del juego político español, provocó la reacción que pretendía, acumuló las más diversas adhesiones y ha decidido continuar a pesar del acoso judicial, mediático y político que le asfixia. Ese es el verdadero Pedro Sánchez: resistir en el poder a toda costa. Y, a pesar de la extravagancia propia de un César de la carta a la ciudadanía, ahí está, no sabemos por cuánto tiempo, el líder sanchista al frente de los destinos de una España atónita y desconcertada.

Luis María Anson,de la Real Academia Española.