Tribuna

Recuperar el sentido común

El Tribunal Constitucional no es un órgano legislativo sino de vigilancia para que se aplique la Ley máxima del Estado que es la Constitución

Otro error gravísimo, uno más en pocos días, del Tribunal Constitucional: su visto bueno a la ley sobre el aborto del presidente José Luis Rodríguez Zapatero, como se la conoce vulgarmente. No voy a entrar en razones jurídicas que estos días algunos juristas buenos han puesto de manifiesto. Pero se supone que los miembros del Tribunal Constitucional son también excelentes juristas, pero erre que erre se empeñan en demostrar que no lo son, porque mira que fallar en algo tan elemental como el no ver que el Tribunal Constitucional no es un órgano legislativo sino de vigilancia para que se aplique la Ley máxima del Estado que es la Constitución, y que el Tribunal Constitucional no genera una nueva Constitución, sino que vela para que se cumpla la existente, ni crea nuevos derechos sino que vela para que se lleven a cabo fielmente conforme a la Constitución; y el derecho universal a la vida es derecho fundamental reconocido y garantizado totalmente por la Constitución Española.

Los miembros del Tribunal Constitucional deben conocer perfectamente que la ley no anula la moral y que existen principios éticos y morales con los que no se juega, son irrenunciables e innegociables, que todos nos debemos a la verdad y no debemos obedecer a la mentira, ni a poderes que niegan la verdad mostrarán a los que nunca se les oirá apoyarse en la verdad ni la dirán nunca, pero eso sí se mantendrán fieles al príncipe de la mentira.

Me imagino que los miembros del Tribunal Constitucional sabrán lo que dice la ciencia sobre el ser humano que es ser vivo, humano, no es un algo, una cosa; y también reconocerán que el Tribunal Constitucional, del que ahora son miembros, ya ha dicho en otra ocasión, que el «nasciturus» es un bien a proteger, ¿por qué ahora no lo protegen?

Y hay algo más que me dejó muy triste, y se refiere a cómo tratan a la mujer: parece que afirman que es un derecho de la mujer el abortar; ¿no están reconociendo así que la mujer tiene derecho a matar? Y aún lo puso peor el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez al afirmar en televisión que felicitaba a la mujer por poder ser libre y poder practicar el aborto: ¿acaso la mujer es libre por poder hacer esto? ¿tan baja consideración tiene de la mujer, libre para poder matar? ¿cómo le siguen todavía las mujeres después de afirmar semejante barbaridad? ¿libres por eso?, ¿a eso le llama progreso? ¿cómo vamos a progresar así señor presidente del Gobierno? Imposible.

Finalmente, me imagino que tendrán como norma de su actuación los miembros del Tribunal Constitucional la historia y la identidad del pueblo español en su historia, y por eso me pregunto si no quiebran nuestra historia desde hace siglos, la que nos constituye, si no están desfigurando nuestra identidad, lo que somos como pueblo, que tiene un «alma». Estos días atrás hemos estado celebrando la fiesta de Nuestra Señora de los Desamparados y el centenario de la coronación de su imagen, ahí hemos podido comprobar lo que somos, lo que es nuestro pueblo, que tan espléndidamente refleja el himno de la Comunidad valenciana: «para ofrendar nuevas glorias a España», al margen de esto no haremos camino, porque no seremos, no tendremos conciencia, y sin conciencia nos destruimos. La conciencia es algo que tampoco deberían olvidar los miembros del Tribunal Constitucional, al menos para no hacer el ridículo como acaban, una vez más, de hacerlo. Hay que recuperar el sentido común.

Antonio Cañizares Lloveraes cardenal y arzobispo emérito de Valencia.