La situación

La reflexión del PNV

«El nacionalismo vasco ha resguardado su tradición de observar la realidad política española como si la sobrevolara»

Casi cinco décadas después de la muerte del dictador, la experiencia nos dicta que los nacionalistas vascos han sabido ser los más perspicaces en el aprovechamiento de las oportunidades que les ha concedido el sistema político español.

Tratándose de un partido con residencia única en las tres provincias vascas, el PNV ha gestionado con picardía sus escasos y sobrevalorados diputados en el Congreso. Ahora dispone de cinco, pero son determinantes para sostener a Pedro Sánchez en el poder, como en 2018 lo fueron para desalojar a Rajoy de La Moncloa al apoyar la moción de censura del PSOE, solo una semana después de apoyar los presupuestos del PP. Maquiavelo no llegó a ser tan imaginativo.

El PNV ha sabido extraer beneficios políticos y económicos de pactar con socialistas y populares y, en otro tiempo, de condescender con el entorno de ETA.

Pero, siendo así, el nacionalismo vasco ha resguardado su tradición de observar la realidad política española como si la sobrevolara y eso le permitiera tener una perspectiva menos acalorada que la de sus directos protagonistas de ámbito nacional. De ahí que no sea desdeñable la reflexión que el portavoz del PNV en el Congreso, el avispado y sagaz Aitor Esteban, compartió con el presidente del Gobierno en el último debate, al referirse a las cuestionadas actividades privadas de la esposa de Sánchez: «Me sorprende que nadie diga que hay cosas que simplemente no se pueden hacer; no porque las prohíba la ley, sino que no se deben hacer; me sorprende que nadie hable de ética y estética, en vez de ordenamiento jurídico; (…) hay límites más allá de lo legal (…), y para eso lo único necesario es un poquito de sentido común. (…) No abordar el aspecto ético me parece un error».

Sánchez no respondió. Y no porque asumiera la equivocación evidenciada por Esteban, sino porque Esteban desnudó la estrategia de Moncloa: dado que hemos roto cualquier barrera ética pero probablemente no haya delito, evitemos el debate ético, porque lo perderíamos; centremos la discusión solo en el ámbito legal, donde sí podemos ganar. Y en ello están.