«De Bellum luce»

Sánchez también cabrea a Bruselas

La Presidencia española era el ojito derecho de Pedro Sánchez durante toda la Legislatura

La convocatoria precipitada de elecciones por parte de Sánchez la han sentido en Bruselas como un desdén. La Presidencia europea es una gran oportunidad para engrandecer el perfil del país que la ejerce en los grandes debates políticos, sociales y geopolíticos, y en este terreno el impacto de las elecciones generales, según relatan funcionarios europeos, puede ser sustancial. Lógicamente todas las prioridades que se marca el Gobierno de España ya no tienen tanta trascendencia, no se toman tan en serio, ante la perspectiva de un cambio de gobierno.

La actividad legislativa de Europa continuará, si bien el rol político de España se verá comprometido, aunque la maquinaria técnica mantenga su funcionamiento ordinario. La Presidencia española era el ojito derecho de Pedro Sánchez durante toda la Legislatura. No se puede negar que las relaciones internacionales las maneja con soltura, se mueve bien en Europa y ha seducido a los principales referentes comunitarios. Pero hasta esto se lo ha llevado por delante su enemigo Pablo Iglesias. La fuerza destructora de Podemos ha sido tan grande como temían en el PSOE antes de sellar el acuerdo de coalición. Todos los peores pronósticos se han cumplido y el fundador de Podemos puede dar por bien ejecutado su objetivo, sentar las bases de la destrucción del PSOE. Crisis institucional, como quería Podemos. Descrédito de la marca socialista, como quería Podemos. Y una radicalización que desnaturaliza el sentido de las siglas socialistas, también como quería Podemos. El asalto a los cielos no lo ejecutó, pero el asalto al PSOE lo ha culminado con éxito.

En esta crisis de la izquierda el PSOE se enfrenta a los mayores peligros que intuyó cuando asistió a la confirmación del acuerdo de coalición entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias. Y la derecha no está libre de que le suceda lo mismo que a la izquierda si se enreda en reproducir el modelo de la coalición de izquierdas. Vox sostiene como mantra que el objetivo es echar a Sánchez, y, si eso es verdad, que nos expliquen por qué si hay una mayoría clara del PP dejará de ser ésa la meta para sustituirla por la ambición de ocupar sillones en el futuro Consejo de Ministros. Si van por ahí, y convierten Moncloa en una copia de la coalición de izquierdas, acabarán igual que Sánchez e Iglesias. Sin liderazgo y sin partido, porque el Gobierno no puede ser instrumentalizado para interés de parte. Por eso, de momento, las coaliciones parecen condenadas a terminar todas así.