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Aunque moleste

La vía china de Sánchez

Ahora Xi Jinping es el aliado amigo y Trump un peligroso enemigo

Cómo cambian los vientos. Si hace nada Europa quería poner aranceles a China, ahora nuestros eurócratas abrazan al amigo Xi como respuesta a Trump. Da igual ya el tipo de régimen político chino, el respaldo a Putin en Ucrania, o que Beijing haya acusado a la UE de «interferir groseramente» en sus asuntos internos. Lo importante ahora es sobrevivir. Y en materia de supervivencia, Sánchez es un maestro. A eso se ha ido a Pekín. Pese a que las relaciones Pekín-Bruselas son difíciles, Sánchez apuesta por la vía amarilla para salvar a Europa. La guerra comercial de Trump es contra Europa, pero sobre todo contra Asia, al imponer aranceles a China (34%), Vietnam (46%), India (26%), Indonesia (32%), Camboya (49%), Malasia (24%), Corea del Sur (25%), Tailandia (36%), Myanmar (44%), Taiwán (32%) y Japón (24%). ¿Cómo reaccionarán los tigres asiáticos? Ya hay un consenso jamás visto entre China, Japón y Corea del Sur para responder coordinadamente.

Pero el Plan de Trump apenas acaba de arrancar. Varufakis, mal ministro griego pero excelente analista, lo califica de «maestro». A Trump le vencen 8 trillones de la inabarcable deuda que le dejó Biden. Para financiarla necesita que bajen los tipos de interés. El problema es que la Reserva Federal (FED) sólo reducirá los tipos si hay ralentización económica. Y en eso está Trump. Sus aranceles son el punto de partida. Se trata usarlos como instrumento de presión para que los países que quieran comerciar con EE.UU compren deuda USA. El globalismo woke sostiene que el Plan es vacuo. Varufakis lo considera sólido, aunque arriesgado. Y lo explica: la supremacía del dólar puede dar a USA un enorme poder, pero hoy se ha convertido en una carga. Puesto que Estados Unidos es un país comprador, cuando los americanos compran, fluyen dólares hacía Europa y Asia, que se acumulan en sus bancos centrales, de manera que las reservas de dólares están cada vez más fuera de EE.UU, convertida en nación deudora. Dado que USA produce cada vez menos, aumenta más rápido la salida de dólares que los ingresos estadounidenses. Pero un dólar hegemónico también es una herramienta de poder, que permite a Washington «sancionar». La esencia del Plan Trump, según Varufakis, es lanzar un shock contra el sistema de Bretton Woods para que, manteniendo al dólar como moneda de reserva mundial, se deprecie para reducir las tasas de endeudamiento USA. Luego la utilidad de los aranceles no está en bajar el déficit comercial americano, sino en mantener estables los precios que pagan los americanos por los productos importados. Los aranceles son la primera fase del plan, la «gran negociación», la segunda. Y en la negociación pedirá cosas distintas, a cambio de bajar aranceles. A unos que vendan activos en dólares y a otros que compren deuda USA o transformen en perpetuos los bonos. Si un gobierno extranjero accede, ha ganado. Si no, los aranceles se mantienen, generando al Tesoro un flujo constante de dólares.

Sólo que el plan puede salir mal, produciendo inestabilidad interna, o rebelión en el exterior, porque Pekín convierta al yuan en la moneda que juegue el papel del dólar, empezando por el espacio BRICS. De ahí el interés de Xi por Europa, y el de Trump por distanciar a Rusia de Pekín.