Aunque moleste
Vuelta a un mundo bipolar
Xi manda a Biden el mensaje de que «va por un camino equivocado» y cita a Rusia como su aliado
Se equivocan los que pensaban que el régimen de Pekín iba a seguir siempre en su habitual línea sosegada en política internacional. El primer mandatario, Xi Jinping, eligió estos días un tono inusualmente duro para acusar «al Occidente que lidera Estados Unidos» de «imponer y reprimir» el desarrollo de China, en un mensaje repleto de frases acusatorias muy en sintonía con el del ministro de Exteriores, Qin Gan, que acusó a Washington de «ir por un camino equivocado». «Si no ponen freno –dijo Qin- ninguna barrera puede evitar que los vagones descarrilen» llegando al «enfrentamiento y la confrontación». Como colofón, Xi no ha tenido empacho en designar ministro de Defensa al general Li, sancionado en EE.UU por comprar armas a Rusia, al que ha dado un 7 por ciento más de presupuesto militar y la orden de alcanzar el liderazgo mundial en misiles contra satélites, ampliar el arsenal de 400 ojivas nucleares y consolidar la que ya es considerada hoy la mayor Armada del mundo.
Noticias todas que cierran la reunión de la Asamblea Popular, que dio espaldarazo ayer a la continuidad cinco años más del actual presidente ( hecho insólito desde Mao), asumiendo un tercer mandato como secretario general del partido. Xi tendrá control directo de todas las esferas del régimen, mucho más poder que Den Xiaoping y casi tanto como Mao Zedong en los 70. Sólo que la China de Xi es muy diferente a la de Mao. Entonces era irrelevante económica y políticamente. Ahora, una amenaza real para el dominio económico USA como segunda economía del mundo por PIB nominal y primera por PIB en paridad de poder adquisitivo. Pese a sus no pocos problemas estructurales, Pekín ha consolidado un sistema de capitalismo de Estado no democrático que aspira a desbancar a EE.UU en Inteligencia Artificial y nuevas tecnologías.
Dice Tucker Carlson, popular presentador de la FOX, que el mundo está cambiando y no lo vemos. «Estados Unidos ya no está por delante, pues una China aliada de Rusia es la fuerza a la que no podrá hacer frente».
Xi se está moviendo en el tablero global con gran sigilo, pero avanzando. La mayoría de los países africanos y suramericanos son cercanos a China. Washington se ha granjeado enemistades en ambos continentes. También en Oriente Medio. Británicos y franceses aún más en África. Hace unos días nos sorprendió el acuerdo entre Irán y Arabia Saudí para restablecer relaciones gracias a la mediación de Pekín. Irán se ha convertido en un asociado sólido del gigante asiático, igual que los saudíes, tradicionalmente en la órbita norteamericana. Al mismo tiempo, por primera vez desde la guerra de Ucrania, Beijing ha llamado «socio» a Rusia. Trump intentó evitar la alianza de Xi con Putin, y repite constantemente que con él la guerra no se habría producido. Sabe que China es fuerte económicamente, pero en lo militar no tanto. Su entente con Moscú le da lo que no tiene, al ser Rusia el país con mayor número de cabezas nucleares del planeta.
El mundo se volvió unipolar tras el derrumbe de la URSS, con EE.UU como potencia indiscutible ejerciendo de «policía global». Treinta años después, tenemos otra vez un orbe bipolar dividido en bloques: USA y la OTAN frente a China más Rusia y aliados.
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