Nombramientos

La Iglesia española estrena cúpula: Argüello-Cobo, tándem de equilibrio en la Iglesia

El arzobispo de Valladolid es el nuevo presidente de la Conferencia Episcopal, que tendrá como vicepresidente al cardenal de Madrid

Sin sorpresas. Desde este martes, el presidente de la Conferencia Episcopal es el arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, que está llamado a hacer tándem con el cardenal arzobispo de Madrid, el cardenal José Cobo, como vicepresidente.

Desde hace meses se daba por sentado que Argüello sería elegido por sus compañeros de mitra y báculo tomando el relevo del cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella. El meteórico ascenso de Cobo propiciado por Francisco al frente de la capital española y revistiéndole de autoridad púrpura podría haber cambiado la tendencia, pero el implicado se apeó de inmediato de la carrera presidencial para concentrarse en tomar las riendas de Madrid y responder a encargos papales varios en el Dicasterio para los Obispos, así como el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida.

Despejada esta duda, los pastores han apostado por el arzobispo de Valladolid sin margen de dudas. De hecho, fue elegido en primera ronda por 48 votos, mayoría absoluta holgada sobre los 78 posibles. Cobo consiguió 39 votos en segunda votación. Y es que los obispos llegaban al martes con el sondeo previo realizado el lunes por la tarde que ya apuntaba maneras: Argüello logró 32 votos, seguido del cardenal de Madrid, José Cobo, con 13 apoyos directos a pesar de su auto descarte, seguidos del arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz.

El nuevo eje Madrid-Valladolid habla de una apuesta por el equilibrio, tanto intergeneracional, como a la hora de abordar el pastoreo de la comunidad creyente, el diálogo sociopolítico y la interlocución con Roma. Argüello tiene 70 años y asume el el cargo con apenas dos meses de margen respecto a las indicaciones dadas por la Santa Sede para ser votado como presidente. Y es que, desde Roma, recomiendan que no se elija para esta responsabilidad a obispos que, en el ejercicio de su futurible presidencia, vayan a cumplir 75 años. Argüello cumple 71 en mayo. Mientras tanto, Cobo tiene 57 años, esto es, al menos 18 años por delante hasta que tenga que presentar la preceptiva renuncia por jubilación a Roma.

Sin embargo, ambos tienen en común que antes de entrar en el seminario, realizaron estudios civiles en universidades públicas. Es más, ambos son abogados, lo que les sitúa en un parámetro distinto de otros eclesiásticos que únicamente tienen formación teológica y filosófica.

«Me gusta el fútbol y me gusta leer novela y ensayo, así como reflexionar sobre los desafíos culturales actuales, a lo que se suma la ‘forofez’ de ser un apasionado por el Evangelio», exponía ayer Argüello al presentarse en un primer saludo ante los medios de comunicación. Pero, ¿qué ha llevado a los obispos a apostar por él para llevar el timón de la Iglesia española? El principal aval es su gestión como secretario general de la Conferencia Episcopal entre 2018 y 2022 de puertas para adentro y ante la Moncloa de Pedro Sánchez.

En la llamada Casa de la Iglesia mostró habilidad para aglutinar equipos y dinamizar con eficacia las diferentes áreas pastorales, a la vez que supo moverse en las siempre complicadas relaciones con el Gobierno de Pedro Sánchez. A esto se suma su bagaje intelectual, que ha mostrado tanto en sus intervenciones públicas como en los debates «ad intra» en los órganos decisorios del Episcopado. Prueba de esta solidez discursiva es el documento «El Dios fiel mantiene su alianza», un texto colegial que firman todos los obispos, pero acunado por él, que busca ser una guía eclesial sobre la realidad social.

Nacido en la localidad palentina de Meneses de Campos, lleva 38 años como sacerdote y en Valladolid ha asumido todo tipo de responsabilidades: desde rector del seminario a vicario episcopal o delegado de pastoral vocacional. En 2016 el Papa Francisco le nombró obispo auxiliar de Valladolid, como mano derecha del entonces cardenal arzobispo Ricardo Blázquez, al que sucedió en junio de 2022.

Argüello y Cobo tienen por delante una agenda de asuntos pendientes, entre ellos, aterrizar las reformas del Papa Francisco, con la reestructuración de los seminarios como encomienda más inmediata. Sin embargo, nada más ser elegidos, se encontraron de frente con el que todavía es un asunto pendiente para la Iglesia española: la crisis de los abusos sexuales.

El lunes se apostaron frente a la sede de la Conferencia Episcopal varios colectivos que aglutinan a víctimas de la pederastia eclesial. Solo el obispo de Bilbao, Joseba Segura, se detuvo el primer día de la Asamblea Plenaria a saludar a quienes allí protestaban para reclamar «reconocimiento, reparación, indemnización y acompañamiento». Ayer, después de su nombramiento, y antes de acercarse a la sala de prensa, Cobo y Argüello salieron a saludarles. Una pausa en su camino que, según ha podido confirmar este diario, fue iniciativa del cardenal de Madrid, que ya había tratado a algunas de las personas presentes en la concentración a través del Proyecto Repara de atención a víctimas que él mismo ha impulsado.

«¿Habéis pasado mucho frío?», preguntó en tono distendido Cobo ante el grupo que logró arrancar de los dos arzobispos el compromiso de una próxima reunión conjunta. Paula, una víctima de un colegio de los maristas en Valladolid, llegó a derramar algunas lágrimas durante el encuentro cuando Argüello le saludó. «Le conozco desde mi infancia y conoce a mi familia. No estaba segura de que me fuera a reconocer, pero sí lo ha hecho. No nos puede negar porque nos conoce», explica a LA RAZÓN emocionada, puesto que, según propio relato, había intentado ser recibida sin éxito por el arzobispo. «Me ha dicho que quiere hablar conmigo», apostilló.

«Hemos querido recoger la protesta, pero recoger una línea que lleva la Iglesia española durante estos años, nos hemos esforzado y estamos en ello, en la transparencia y en cambiar nuestra cultura para poner en la centralidad a las víctimas y no tanto en los número», defendió el cardenal de Madrid en el encuentro inmediatamente posterior con los periodistas. «Hemos escuchado lo que nos tenían que decir y seguiremos reuniéndonos con ello», añadió Cobo.

Más allá de este encuentro, Argüello y Cobo expusieron los ejes centrales de su trabajo en los próximos cuatro años. «Evidentemente, no tenemos otro programa que lo de la comunión que los obispos vamos diciendo, por eso no hacemos campaña ni nos representamos de manera distinta», expuso el nuevo presidente del Episcopado. «Somos de un único bando, el bando del Evangelio y del Reino de Dios», sentenció sobre las voces que hablan de falta de cohesión entre los pastores.

«Nos incorporamos a un tren que está en marcha, la Conferencia Episcopal ya tiene líneas de trabajo y es bonito recoger todo lo que se ha hecho antes porque es la vida de esta comunidad», añadió Cobo. A la par, subrayó que esta nueva responsabilidad les exige «ser facilitadores en los tiempos que corren». «Nuestro servicio tiene que ver con eso: posibilitar que la gente se encuentre y esa comunión de adentro hacia afuera se pueda ejercer en lo concreto», remarcó.