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Objetivo: la seguridad del Papa

Objetivo: la seguridad del Papa
Objetivo: la seguridad del Papalarazon

El ministro de la Secretaría de la Presidencia, Gilberto Carvalho, ha admitido que el Papa Francisco quedó atrapado en uno de los atascos propios de la capital brasileña debido a un «error» en el trayecto, por el cual su comitiva tardó más de diez minutos para recorrer unos 500 metros en pleno centro carioca. «Se ha producido un error. No sé si por la masa, la Policia Municipal o la Federal», afirmó Carvalho. Un error que podría deberse «a los fallos de comunicación entre la Policía Federal, que se encargó de la ruta, y el Ayuntamiento», según informa «Estadao».

«No hubo comunicación alguna con el Ayuntamiento. Fue una decisión de la Policía Federal, nosotros no sabíamos si el Papa iba a ir en helicóptero o en coche», afirmó a «GloboNews» el secretario municipal de Transportes, Carlos Osório.

«La decisión sobre qué ruta iba a seguir el Papa es, como con cualquier dignatario que visita Brasil, competencia exclusiva de la Policía Federal. La decisión fue tomada o por la Policía Federal o por la comitiva papal, porque la ruta se mantuvo en secreto por seguridad», aseguró Osorio, tras insistir en que había un carril lateral reservado para que pasase la comitiva, por lo que el camino estuvo abierto. «No puedo decir que fue por un error, pero sí que fue por una decisión», añadió.

Una decisión por la que se vivieron momentos de tensión en los que se llegó a temer por la seguridad del Pontífice. No en vano, el Papa Francisco fue peligrosamente atrapado y rodeado por la gente durante diez largos minutos. Según las imágenes de televisión mostradas por «Globo», cuando la multitud se acercó al coche para saludar al Pontífice se vio que éste sólo contaba con la protección de algunos agentes de seguridad, visiblemente nerviosos.

El portavoz vaticano, Federico Lombardi, prefirió restar importancia al hecho, aunque reconoció que parte de la comitiva sí tuvo miedo. «El secretario del Papa, que estaba sentado junto a él en el vehículo, me ha dicho que tenía mucho miedo. En cambio, Francisco sonreía», relató el portavoz vaticano.

Lombardi prefiere pensar en positivo, ya que ese «error» permitió comprobar el entusiasmo de los jóvenes con el Papa Francisco, sobre quien aseguró que estuvo «muy tranquilo, feliz y cordial».

Opinión que contrasta con la ofrecida por «La Repubblica», en la que aseguran que los guardaespaldas «se vieron obligados a rechazar, incluso con una bofetada, a un peregrino» que quería tocar al Santo Padre en pleno tumulto. Después, las cosas se apaciguaron. Prueba de ello es la imagen de un guardaespaldas ayudando a un niño para que el Papa lo besara.

Aunque no pasó nada, para evitar mayores discusiones sobre quiénes eran los responsables del error, las autoridades de Río, la Secretaría Especial de Seguridad para Grandes Eventos y el Ministerio de Justicia decidieron emitir un comunicado conjunto en el que aseveraron que el error surgió de una elección del propio Vaticano.

En concreto, «la retención que se produjo en la Avenida Presidente Vargas sucedió por varios factores; en particular, por las opciones tomadas por el propio Vaticano en cuanto a que querían visibilidad y contacto con los peregrinos», así como la baja velocidad del vehículo y llevar la ventanilla abierta.

En el comunicado no se hace mención a lo que publican desde diversas webs muy críticas como «Ucho.info»: «Lo más interesante de este episodio vergonzoso es que el ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo Martins, quien es responsable de la Policía Federal, quien se hizo cargo de la seguridad directa del Papa durante la Jornada Mundial de la Juventud, simplemente desapareció».

Decidirán todos la ruta

No fue el único momento en el que se rompió el protocolo de seguridad y seguramente hoy miércoles Francisco volverá a romperlo. Pero con el fin de evitar nuevos errores, ayer se reunieron las Fuerzas Armadas, la Policía Federal y la comitiva del Papa para decidir juntos la ruta hacia Aparecida, donde está previsto que hoy el Papa dé una misa en la que es la segunda mayor basílica, sólo por detrás de la de San Pedro.