Santoral
¿Qué santo se celebra hoy, 1 de junio? Esto es lo que debes saber del santoral de la Iglesia Católica
Hoy los cristianos conmemoran a San Justino Mártir padre de la Iglesia Primitiva y a la historia de Nuestra Señora de la Luz
El santoral, también conocido como martirologio romano, es un calendario litúrgico católico que enumera a los santos reconocidos por la Iglesia Católica. Cada día del año se dedica a la memoria de uno o varios santos, conmemorando su aniversario de muerte o algún otro evento importante de su vida.
¿Qué santos se celebran hoy sábado 1 de junio?
Los santos que se conmemoran hoy sábado 1 de junio de 2024 son:
- San Justino mártir
- Nuestra Señora de la Luz
- San Aníbal María Di Francia
- San Caprasio de Lérins
- San Floro de Arvernia
- San Fortunato de Montefalco
- San Íñigo de Oña
- San Isquirión y compañeros
- San José Tuc
- San Próculo de Bolonia
- San Ronan de Quimper
- San Simeón de Tréveris
- San Vistano
- Beato Juan Bautista Scalabrini
- Beato Juan Pelingotto
- Beato Juan Storey
- Beato Teobaldo Roggeri
El periódico La Razón deja la historia de los más importantes:
San Justino Mártir: un filósofo y apologista cristiano que desafió al Imperio Romano
San Justino Mártir, nacido en Flavia Neapolis, hoy Nablus, Palestina, alrededor del año 100 d.C., fue un filósofo y apologista cristiano que jugó un papel crucial en la defensa y difusión del cristianismo durante una época de persecución romana. Su vida y obra lo convierten en una figura fascinante e inspiradora para los cristianos y estudiosos de la historia.
Primeros años y búsqueda de la verdad:
Justino nació en una familia pagana acomodada y recibió una educación de elite en filosofía, retórica y poesía. Sin embargo, no encontró satisfacción en las filosofías griegas y romanas, que consideraba incapaces de responder a las preguntas más profundas sobre la existencia humana y el significado de la vida.
Conversión al cristianismo:
En su búsqueda de la verdad, Justino se dedicó al estudio de diversas religiones y filosofías. Fue durante este proceso que se encontró con los escritos cristianos y experimentó una profunda conversión. Atraído por el mensaje de amor, redención y vida eterna del cristianismo, Justino abrazó la fe con fervor y dedicó el resto de su vida a defenderla y difundirla.
Apologista y defensor del cristianismo:
En un contexto de hostilidad y persecución hacia los cristianos por parte del Imperio Romano, Justino se convirtió en un prolífico apologista. Escribió varias obras en las que defendía la fe cristiana frente a las acusaciones paganas de ateísmo, inmoralidad y sedición.
Diálogo con el judío Trifón:
Una de las obras más importantes de Justino es el "Diálogo con el judío Trifón", un tratado en el que dialoga con un amigo judío sobre la relación entre el judaísmo y el cristianismo. Justino argumenta que Jesús es el Mesías profetizado en el Antiguo Testamento y que el cristianismo es el cumplimiento de la profecía judía.
Segunda Apología y martirio:
En su "Segunda Apología", Justino critica la filosofía griega y romana, defiende la moral cristiana y denuncia la crueldad de la persecución romana a los cristianos. Esta obra, junto con su defensa pública de la fe cristiana, lo llevó a ser arrestado y condenado a muerte por el prefecto romano de Roma en el año 162 d.C.
Legado de San Justino Mártir:
San Justino Mártir es considerado uno de los Padres de la Iglesia primitiva y uno de los primeros apologistas cristianos. Su obra tuvo un impacto significativo en el desarrollo del pensamiento cristiano y en la defensa de la fe frente a la persecución romana.
La historia de Nuestra Señora de la Luz: Un ícono de fe y devoción
La iconografía de la Virgen de la Luz tiene sus raíces en Palermo, Italia, alrededor del año 1722. Según la tradición, una monja tuvo una visión en la que la Virgen María aparecía salvando un alma de las fauces de un monstruo maligno. Este poderoso momento fue inmortalizado por un pintor de la época, creando una imagen que se conservaría en Palermo hasta 1732.
En ese año, el padre José Genovesi sorteó la imagen para ser trasladada a una nueva fundación de la Compañía de Jesús. La suerte decidió que la imagen viajaría a la iglesia jesuita de León, en Guanajuato, México, donde llegó el 2 de julio de 1732. Desde el año 2005, esta iglesia es conocida como la Basílica-Catedral Metropolitana de Nuestra Madre Santísima de la Luz. Los jesuitas fueron los responsables de difundir el culto a la Virgen de la Luz por todo el continente americano.
Iconografía y simbolismo
La representación de la Virgen de la Luz muestra a la Virgen María vestida con una túnica blanca y un manto azul, similar al de la Inmaculada Concepción, simbolizando su pureza y castidad. Sobre un fondo de color amarillo dorado, la Virgen sostiene en su mano derecha la figura de un alma y en su brazo izquierdo al Niño Jesús. Este, a su vez, elige un par de corazones ardientes que un ángel le ofrece en una cesta, simbolizando la caridad y el amor a Dios.
Encima de la cabeza de la Virgen, dos ángeles la coronan como reina del cielo. A sus pies, inicialmente, se encontraba la figura de Leviatán, un monstruo con las fauces abiertas, representando el mal del que la Virgen protege al alma. Sin embargo, desde 1760, la Iglesia Católica Romana censuró la figura de Leviatán, reemplazándola por llamas alusivas al purgatorio o nubes oscuras que simbolizan el pecado.
Devoción y difusión
La devoción a la Virgen de la Luz se extendió rápidamente gracias a los jesuitas, quienes promovieron su culto en América Latina. La Basílica-Catedral Metropolitana de Nuestra Madre Santísima de la Luz en León, Guanajuato, sigue siendo un centro de peregrinación y veneración, donde fieles de todas partes del mundo vienen a rendir homenaje a esta imagen sagrada.
La historia de Nuestra Señora de la Luz es un testimonio del poder de la fe y la devoción, una representación que ha trascendido fronteras y generaciones, simbolizando la protección divina y el amor de la Virgen María hacia sus fieles.
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