Ansiedad
La ansiedad puede estar relacionada con disfunciones tiroideas
Un 35% de la población en edad activa (25-60 años) padece trastornos de ansiedad en los países desarrollados. Un nuevo estudio indica que la función tiroidea puede influir en su desarrollo.
Cuando uno se enfrenta a un diagnóstico de ansiedad, la peor parte es entender que todo lo que nos sucede lo provoca la mente. Pese a la existencia de síntomas físicos, tangibles, los pacientes suelen sentir una gran frustración al enfrentarse a una enfermedad cuyo tratamiento solo se centra en regular los desequilibrios producidos en el sistema nervioso central. Sin embargo, una nueva investigación, llevada a cabo por científicos del Hospital Clínico de Kiev (Ucrania), ha puesto de manifiesto que la función tiroidea puede jugar un papel importante en el desarrollo de trastornos de ansiedad. En la actualidad, hasta un 35% de la población entre 25-60 años de los países desarrollados padece esta patología, la cual puede tener un impacto importante en la calidad de vida y en la capacidad de las personas para trabajar y socializar. La actual crisis sanitaria provocada por el nuevo coronavirus ha disparado los factores de vulnerabilidad para padecer ansiedad, estrés y depresión y, en España, se prevé un aumento de trastornos psicológicos y psico-sociales de entre un 10 y un 30%.
Nuevos parámetros diagnósticos
Los exámenes actuales para los trastornos de ansiedad suelen centrarse en la disfunción del sistema nervioso, y no tienen en cuenta el papel del sistema endocrino. La glándula tiroides produce las hormonas tiroxina (T4) y triyodotironina (T3), que son esenciales para regular la función cardíaca, muscular y digestiva, el desarrollo del cerebro y el mantenimiento de los huesos. La inflamación autoinmune en la tiroides ocurre cuando el cuerpo produce anticuerpos que atacan la glándula y causan daño. Estudios recientes indican que los trastornos de ansiedad pueden estar asociados con la disfunción de la glándula tiroides, por lo que, a juicio de los expertos, es importante cómo esto puede contribuir a la ansiedad, con el fin de que los pacientes puedan ser tratados de manera más eficaz. Por ello, en esta investigación se analizó la función tiroidea en 29 hombres (edad media 33,9) y 27 mujeres (edad media 31,7) diagnosticados de ansiedad, que estaban experimentando ataques de pánico. Los ultrasonidos en las glándulas tiroideas evaluaron la función tiroidea y se midieron los niveles de hormonas tiroideas.
Los pacientes con ansiedad mostraron signos de inflamación de la glándula tiroides, pero su función no se vio afectada ya que tenían niveles de hormona tiroidea dentro del rango normal, aunque ligeramente elevados. También dieron positivo en anticuerpos dirigidos contra la tiroides. Ante esto, los expertos observaron que el tratamiento durante 14 días con ibuprofeno y tiroxina redujo la inflamación de la tiroides, normalizo los niveles de hormona tiroidea y redujo sus puntuaciones de ansiedad. “Estos hallazgos indican que el sistema endocrino puede desempeñar un papel importante en la ansiedad, por lo que los médicos deberían considerar la glándula tiroides, y el resto del sistema endocrino y nervioso, cuando vayan a tratar a pacientes con ansiedad”, indican los investigadores. En el futuro, el grupo realizará más estudios para valorar los niveles de hormonas tiroideas, sexuales y suprarrenales como cortisol, progesterona, prolactina, estrógeno y testosterona, y su influencia en los trastornos de ansiedad.
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