Uno de cada seis hospitalizados por Covid-19 ha sufrido eventos trombóticos

La Covd-19, enfermedad causada por el virus SARS-CoV-2, produce una patología respiratoria grave, pero también es responsable de otras múltiples manifestaciones importantes fuera del tejido pulmonar. Así, puede predisponer a los pacientes a padecer eventos tromboembólicos venosos como consecuencia de la hipoxia, la inflamación excesiva o la activación plaquetaria. La enfermedad tromboembólica venosa se caracteriza por la formación de un coágulo sanguíneo, con frecuencia en el interior de una vena profunda de las piernas. A veces, estos coágulos se desprenden, alcanzando el árbol arterial pulmonar, lo que origina una tromboembolia en el pulmón. En una revisión sistemática realizada sobre más de 18.000 pacientes ingresados por Covid-19 recogidos en 49 estudios llevados a cabo en distintos países, entre el 1 de enero y el 31 de julio, se evaluó la incidencia de eventos trombóticos venosos y/o hemorragias en pacientes hospitalizados por Covid-19.

En total, un 17% de esas personas había sufrido un evento trombótico venoso con mayor riesgo en aquellos ingresados en UCI, donde la prevalencia alcanza el 27,9%, frente al 7,1% en los pacientes internados en unidades de hospitalización convencionales. Así lo asegura un estudio publicado en la revista “Chest”, que cuenta como autor principal al doctor David Jiménez, jefe del Servicio de Neumología del Hospital Universitario Ramón y Cajal.

Según asegura en un comunicado, “la estimación de la incidencia de eventos trombóticos y hemorrágicos en pacientes con Covid-19 es fundamental para pronosticar mejor a los pacientes y para considerar estrategias que disminuyan su incidencia y los efectos derivados en los pacientes”. En concreto, cuando se analizaron los casos de trombosis venosas profundas, se vio que éstas afectaban al 12,1% de los pacientes y que un 7,8% sufrieron embolias pulmonares. Cuando el análisis se segmentaba por áreas geográficas se pudo ver que la incidencia de eventos trombóticos en Europa era del 17,9%, frente al 23.7% en Asia y el 9,5% registrado en América del Norte.