Opinión
Dispensación colaborativa de medicamentos después de la covid
Jesús María Fernández Díaz es director General de Hiris Care
Un millón de pacientes con enfermedades crónicas complejas acuden a un hospital una vez por mes durante años para recoger una medicación que posteriormente se autoadministra en casa. Son los denominados medicamentos de diagnóstico y dispensación hospitalaria. Y durante años la cifra de estos pacientes externos no deja de crecer. La mayoría son adultos jóvenes en edad laboral activa, porque muchas de estas enfermedades (esclerosis múltiple, enfermedades inflamatorias intestinales…) debutan en estadios jóvenes. A menudo estas enfermedades producen brotes que hacen dificultoso el traslado, espera y retorno del hospital, y entorpecen la vida laboral y familiar de estas personas, ya de por sí particularmente comprometida.
Algunos de estos tratamientos son medicamentos innovadores que requieren un especial control, otros muchos son medicamentos con largos años en el mercado y un alto perfil de seguridad. Estos 10 millones de visitas anuales a los servicios de farmacia hospitalaria suponen, además, un alto coste debido a las horas laborales perdidas, un importante impacto ambiental por los desplazamientos necesarios, y una carga de trabajo adicional para los ya comprometidos servicios de farmacia hospitalaria.
Durante la covid, y con el fin de disminuir el riesgo para los pacientes internos y externos en los hospitales, varias comunidades autónomas pusieron en marcha experiencias de dispensación colaborativa de estos medicamentos. Mediante acuerdos de colaboración entre las administraciones sanitarias y los colegios oficiales de farmacéuticos se organizó la entrega de estos medicamentos en la farmacia comunitaria de elección del paciente, con la seguridad y eficacia de una distribución y entrega del medicamento siempre garantizada por un profesional.
La dispensación colaborativa permite mantener la atención del farmacéutico hospitalario que resulta necesaria cuando las condiciones del paciente o las características del medicamento así lo exigen, junto con la atención profesional del farmacéutico comunitario. Con ello se acerca el medicamento al domicilio del paciente, evitando desplazamientos, aumentando la amplitud de horarios y la rapidez de la dispensación, y asegurando un control farmacéutico del medicamento de inicio a fin. Estas experiencias han resultado exitosas según evaluaciones recientes.
Varias comunidades autónomas han continuado la dispensación colaborativa y otras más la han implantado después de la covid. La pandemia nos ha enseñado que muchos procesos se pueden cambiar en beneficio del paciente y de la sostenibilidad del sistema sanitario. La dispensación colaborativa de los medicamentos hospitalarios es una de ellas.
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