Agresividad

Qué es el “trastorno de oposición desafiante” y cómo identificar si tu hijo lo padece

Es un trastorno muy común durante la infancia y durante la adolescencia. Pero si no se trata, puede permanecer en la madurez, derivando en patrones de conducta muy perjudiciales para el afectado y para su entorno

El afectado por este desorden psicológico presenta patrones de comportamiento en los que predomina la ira, la agresividad y el desafío constante a las figuras de autoridad | Fotografía de archivo
El afectado por este desorden psicológico presenta patrones de comportamiento en los que predomina la ira, la agresividad y el desafío constante a las figuras de autoridad | Fotografía de archivolarazon

El trastorno de oposición desafiante o trastorno negativista desafiante provoca que el afectado presente patrones de comportamiento en los que predomina la ira, la agresividad y el desafío constante a las figuras de autoridad. Es un desorden psicológico muy presente durante la infancia, sobre todo en varones. De hecho, se estima que podría afectar hasta a un 15% de los niños, aunque buena parte de los casos pasan desapercibidos y quedan sin tratamiento.

Por este motivo, es muy frecuente que muchos de sus síntomas perduren hasta la edad adulta. Y cerca del 40% de los casos diagnosticados y no tratados, empeoran progresivamente hasta que se convierte en un problema mucho más complicado de solucionar y con unas consecuencias que pueden llegar a ser fatales.

Un comportamiento que puede ser molesto en un niño puede empeorar progresivamente hasta que se convierte en un problema mucho más grave en la edad adulta | Fuente: Photoalto / Laurent Hamels
Un comportamiento que puede ser molesto en un niño puede empeorar progresivamente hasta que se convierte en un problema mucho más grave en la edad adulta | Fuente: Photoalto / Laurent HamelsLaurent Hamels©GTRESONLINE

Los expertos explican que, tanto los factores biológicos como los factores psicosociales, pueden influir en la aparición y en el desarrollo de este trastorno. La primera, y posiblemente la más determinante, es la predisposición genética. Es decir, si sus padres ya presentan este problema, es muy probable que el niño también lo padezca.

Pero hay otros factores, como el entorno y el estilo de crianza, que también tienen mucho que decir al respecto. Si -por ejemplo- en su familia nunca se le enseñó a discernir entre lo que está bien y lo que está mal, o entre lo que es aceptable en una situación u otra, lo más probable es que el niño desarrolle este tipo de conductas. Y si sus figuras de autoridad impusieron una disciplina contradictoria, los comportamientos oposicionales y desafiantes se verán -en consecuencia- reforzados.

Diagnóstico

A veces es difícil diferenciar entre un carácter fuerte y emocional, y un trastorno negativista desafiante. Sin embargo, hay tres rasgos clave que pueden ayudarnos a identificarlo:

1. La imposibilidad de integrarse

Es típico que las personas afectadas por este desorden psicológico que no sean capaces seguir unas normas básicas e integrarse en situaciones comunes. Lo que puede dificultar su permanencia en un mismo puesto de trabajo o para mantener relaciones personales y afectivas estables. Aunque suelen verse a sí mismos como rebeldes, en realidad tienen problemas evidentes para adaptarse a la vida social, familiar y laboral.

Aunque las personas que padecen el trastorno de oposición desafiante suelen verse a sí mismas como rebeldes, en realidad tienen problemas evidentes para adaptarse a la vida social, familiar y laboral | Fuente: Imagen de archivo
Aunque las personas que padecen el trastorno de oposición desafiante suelen verse a sí mismas como rebeldes, en realidad tienen problemas evidentes para adaptarse a la vida social, familiar y laboral | Fuente: Imagen de archivolarazon

2. Frecuentes cambios de humor

Las personas con el trastorno de oposición desafiante tienen la mecha corta. No toleran sentirse frustrados, se irritan con facilidad y suelen perder muy rápido los estribos. Y con frecuencia recurren a la violencia verbal o física. También suelen manifestar un comportamiento rencoroso y vengativo.

3. Falta de responsabilidad

No se sienten culpables por ninguno de sus actos. De hecho se defienden implacablemente cuando alguien les señala que han hecho algo o que se han comportado de forma incorrecta. Por lo que suelen culpabilizar a otros por su mala conducta.

Tratamiento

Este tipo de terapia no es sustitutivo -en absoluto- del trabajo de un psicólogo | Fuente: FaustFoto
Este tipo de terapia no es sustitutivo -en absoluto- del trabajo de un psicólogo | Fuente: FaustFotoFaustFoto

Como ocurre con cualquier otro problema psicológico, el tratamiento es más sencillo y efectivo durante la infancia... antes de que se vuelva sistemático y de que se vuelva más grave. Sin embargo, también es posible buscar soluciones en la madurez.

Las principales vías para tratar este problema incluyen la psicoterapia individual y la grupal. En la primera parte de la terapia se suele trabajar desde un enfoque cognitivo-conductual. Que consiste en analizar los patrones de comportamiento del paciente y observar la influencia estos que tienen en su vida, para poder modificar los esquemas de pensamiento de la persona y entrenar en las técnicas de resolución de conflictos.

Por otro lado, también suele ser necesario buscar la ayuda de familia o de seres queridos. Que compartirán con el paciente las consecuencias de su comportamiento errático y asistirán en el día a día buscando estrategias para hacerle saber que está teniendo un mal comportamiento.