Alimentación

Confirman que el déficit de vitamina D empeora la EPOC

Un estudio español revela que los pacientes con enfermedad respiratoria y carencias vitamínicas tienen más exacerbaciones

Vitamina D y epoc
Vitamina D y epocSandra R. PovedaSandra R. Poveda

A pesar de encontrarnos en el país con más horas de sol de Europa, las estadísticas demuestran que más del 50% de la población en España tiene carencia de vitamina D, un nutriente que adquirimos del Astro Rey y de la dieta y que resulta imprescindible para el organismo, por lo que su carencia se convierte en un grave problema para la salud general. Y después de dos años de pandemia, en ese concepto de bienestar global sabemos que la salud respiratoria resulta clave, un ámbito en el que la vitamina D se ha revelado como una pieza imprescindible del puzle, sobre todo cuando nos encontramos ante pacientes respiratorios crónicos.

La última confirmación en esta línea ha llegado hace apenas unos días de la mano de investigadores españoles del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y de la Fundación Neumomadrid, quienes han logrado demostrar que la deficiencia de vitamina D agrava el pronóstico de los pacientes con EPOC, tal y como detallan en un estudio científico publicado en la revista «Journal of Clinical Medicine». En concreto, de acuerdo con los hallazgos de esta investigación, los pacientes con bajos niveles de vitamina D tenían un mayor número de exacerbaciones, y se habían tratado con corticoides y oxigenoterapia. En consecuencia, presentaban una menor capacidad para realizar actividad física y reconocían un impacto negativo en su calidad de vida.

«La vitamina D juega un papel importante en la mineralización ósea y en el mantenimiento de la homeostasis del calcio. Pero también es clave en la función inmune del cuerpo y es un regulador directo de la expresión génica de péptidos antimicrobianos, que promueven la recuperación de la infección. En este sentido, regula la función de defensa inmunológica del cuerpo y mantiene la capacidad antiviral, como efecto protector de la salud respiratoria», detalla Myriam Calle, jefa del servicio de Neumología en el Hospital Clínico San Carlos y coordinadora del estudio Vitadepoc.

Más allá de su papel inmunomodulador, destaca la capacidad de la vitamina D para promover respuestas inmunitarias innatas frente a las infecciones. «Numerosos estudios han demostrado una asociación entre las infecciones respiratorias y los niveles bajos de esta vitamina. Estos efectos tendrán implicaciones clínicas para los pacientes con EPOC, especialmente en algunos más susceptibles de desarrollar exacerbaciones», explica Calle.

Sin embargo, a pesar de esa evidencia científica, tal y como lamenta Calle, «los resultados de nuestro estudio ponen de manifiesto que la mayoría de los pacientes con EPOC de alto riesgo no disponen de una determinación de vitamina D en sangre, pese a tener un seguimiento prolongado. Unos datos que reflejan una práctica clínica que no está acorde con las recomendaciones de las actuales guías. Esto es un resultado no esperado, ya que la mayoría de los pacientes con EPOC de nuestro estudio tienen un mayor riesgo de tener niveles bajos de vitamina D en sangre debido a la presencia de factores de riesgo como la reducción de la actividad al aire libre, la edad avanzada, el tabaquismo y el tratamiento con glucocorticoides que inducen el catabolismo de la vitamina D».

Con todos estos motivos, parece obvio que la carencia de este nutriente es un mal compañero de viaje para los enfermos respiratorios, pero lo cierto es que podría extenderse a toda la población, ya que «el déficit de vitamina D se ha relacionado con algunos cánceres, diabetes mellitus, enfermedad cardiovascular, síndrome metabólico y enfermedades infecciosas y autoinmunes», enumera María Cortés, coordinadora del Grupo de Metabolismo Mineral Óseo de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).

¿Qué alimentos son ricos en vitamina D?

A pesar de esta retahíla de complicaciones, esa carencia es una lacra. «Hoy en día, la insuficiencia/deficiencia de vitamina D constituye una aparente epidemia», asegura Cortés. Frente a ello, los alimentos más ricos en vitamina D son el salmón, la sardina, la caballa, el atún o la yema de huevo. Y cuando la dieta y el sol no son suficientes, «está recomendado un aporte de vitamina D de 800-1.000 UI al día en mayores de 65 años y en personas institucionalizadas y no está clara la necesidad en menores de 65». En el caso de los pacientes con EPOC, que suelen tratarse de forma crónica con esteroides, se apuesta por la recomendación de una «monitorización periódica de niveles de 25(OH)D y suplementación exógena de vitamina D en caso de deficiencia», añade Calle. Pero esta suplementación «siempre debe hacerse bajo supervisión médica, pues un exceso de vitamina D podría provocar hipercalcemia y de forma prolongada causar daño renal», advierte Cortés.