Innovación alimentaria

Así son los revolucionarios alimentos funcionales a base de algas que cambiarán el supermercado

El empleo de proteína vegetal mejora la estabilidad de emulsiones y ofrece una alternativa más saludable

Alimentos a partir de formulados con algas
Alimentos a partir de formulados con algasFREEPIKFREEPIK

El desafío de innovar para mejorar es un axioma que se cumple a rajatabla cuando se trata de salud. Buena prueba de ello son los alimentos funcionales, un concepto en pleno desarrollo que aspira a convertirse en la gran revolución nutricional de los próximos años.

Cada vez se habla mas de compuestos funcionales o bioactivos para definir esas sustancias (minerales, vitaminas, ácidos grasos esenciales, etc.) que se encuentran en pequeñas cantidades en los alimentos, sea de forma natural o añadida, y que cumplen funciones preventivas sobre enfermedades crónicas no transmisibles que nos afectan. «Hemos visto un gran desarrollo en alimentosque ayudan a conciliar el sueño con melatonina natural (lácteos, gominolas, infusiones) o la búsqueda de nuevas fuentes de energía natural gracias a tubérculos o plantas como la maca o guayusa (bebidas, gominolas). Tenemos aceite de oliva enriquecido con licopeno o con alto contenido de polifenoles. Asimismo, hemos visto un gran lanzamiento de productos que refuerzan el sistema inmune al actuar sobre la microbiota incorporando probióticos y postbióticos en infusiones, galletas, chocolates, snacks o bebidas que aseguran mejorar la salud digestiva. Se están utilizando diferentes hongos y sus propiedades funcionales para la creación de suplementos o productos dietéticos que, gracias a sus compuestos bioactivos, ayuden a tener una mejor salud, y vemos café, crema de café o chocolate instantáneo mezclado con hongos. Y vemos el uso de algas para enriquecer productos como conservas, platos de legumbres, snacks que contienen estos ingredientes...», asegura Pedro L. Prieto-Hontoria, tecnólogo de alimentos y director general de Be Food Lab.

La larga lista de innovaciones no cesa y España no se queda atrás. Ahora, investigadores de la Escuela Politécnica Superior y de la Facultad de Química de la Universidad de Sevilla, Nuria Calero y Luis Alfonso Trujillo, junto a Jenifer Santos, investigadora de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Loyola, han realizado un estudio científico con el fin de utilizar la proteína presente en algas denominada ficocianina como alternativa vegetal para conseguir emulsiones y mayor estabilidad en productos alimentarios. «La ficocianina es una ficobiliproteína que se extrae de muchas cianobacterias conocidas como algas verde-azuladas. La fuente más frecuente es la conocida como espirulina, bien conocida por su alto contenido inusual de proteínas (60-70% en peso seco) y su riqueza en vitaminas, minerales, ácidos grasos esenciales y otros nutrientes. Por ello, es muy interesante su uso como estabilizante en alimentos funcionales, ya que al ser una proteína que proviene de microalgas con un alto valor nutricional estamos consiguiendo una alternativa más sostenible y saludable», explica Santos.

El potencial de estas algas en la industria alimentaria es enorme, ya que «gracias a este proyecto, se podrían desarrollar alimentos de tipo bebible o salsas. Imaginen una salsa que en vez de llevar proteína de huevo (proteína animal, muy alérgena), llevara una de una fuente renovable como son las microalgas, que es saludable. Además, debido a las propiedades emulsionantes de la ficocianina, se podrían encapsular principios activos como vitaminas, prebióticos u otros», detalla la investigadora.

Las posibilidades resultan casi inimaginables, ya que, según avanza Prieto-Hontoria, «también se esta viendo el uso de biotecnología enzimática para la conversión del azúcar de alimentos como la salsa de tomate en fibra, lo que conlleva una reducción de la cantidad de azúcar absorbida en el torrente sanguíneo. Asimismo podemos ver el aprovechamiento de subproductos de la industria cervecera o de las bebidas vegetales (soja, garbanzo, almendra) para generar harinas tecnofuncionales para crear alimentos más saludables y sostenibles como brownies, bases de pizza, pasta italiana o snacks».

El futuro de la dieta pasa por el avance de los alimentos funcionales. Pero no todo vale, pues «estos deben de incluir estudios científicos claros o avales de su efecto sobre la salud. No habrá alimentos milagro, pero sí complementarios para mejorar algunos déficits o estados carenciales que ayuden a prevenir algunas enfermedades», apunta Prieto-Hontoria, añade que «las tecnologías de encapsulación que ayuden a proteger a estos ingredientes son clave para el futuro del desarrollo de la alimentación funcional y con ello asegurar los efectos de los ingredientes y evitar sabores y olores indeseables de alguna materia primas».