Salud
¿Es realmente el vino tinto más saludable que el blanco? Un enólogo responde
Un estudio de la Universidad de Brown asoció una enfermedad en los consumidores de vino blanco más frecuente que en los de vino tinto
El vino tinto ha gozado siempre de una reputación especial en el mundo de la salud. El alcohol nunca va a ser positivo en la salud, pero se dice que el vinto tinto, debido a su contenido en resveratrol y otros antioxidantes, ha llevado a muchos a considerarlo una opción "saludable" dentro del consumo de alcohol. Sin embargo, un reciente metaanálisis realizado por investigadores de la Universidad de Brown desafía esta creencia y plantea dudas sobre los supuestos beneficios del vino tinto en comparación con el blanco.
El vino tinto: ¿mito o realidad?
El principal argumento a favor del vino tinto ha sido su alto contenido en resveratrol, un antioxidante con propiedades antiinflamatorias que, según estudios anteriores, podría reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares e incluso ciertos tipos de cáncer. Sin embargo, el metaanálisis de la Universidad de Brown, que incluyó 42 estudios observacionales con aproximadamente 96.000 participantes, no encontró evidencia clara de que el vino tinto reduzca el riesgo de cáncer.
Esto es significativo porque, aunque se ha promovido la idea de que el vino tinto es una "bebida saludable", la realidad es que el alcohol en general, independientemente del tipo de vino, se metaboliza en sustancias que pueden dañar el ADN y contribuir al riesgo de cáncer. De hecho, el abuso del alcohol fue responsable de más de 740.000 casos de cáncer en 2020, lo que representa el 4,1% de todos los diagnósticos a nivel mundial.
Diferencias entre vino tinto y vino blanco
Si bien el metaanálisis no halló diferencias significativas en el riesgo general de cáncer entre ambos tipos de vino, los investigadores encontraron una asociación preocupante entre el consumo de vino blanco y un aumento del 22% en el riesgo de cáncer de piel en comparación con el vino tinto.
“No identificamos una diferencia significativa en el riesgo de cáncer en general entre el vino tinto y el blanco. Sin embargo, observamos que el consumo de vino blanco estaba relacionado con un mayor riesgo de cáncer de piel, algo que no sucedía con el vino tinto”, afirmó Jungung Cho, autor principal del estudio y profesor asociado en la Universidad de Brown.
Aunque los investigadores no han determinado la razón exacta de esta relación, una posible explicación podría ser que los consumidores de vino blanco tienden a exponerse más al sol sin protección adecuada, o que ciertos compuestos en el vino blanco podrían hacerlo más perjudicial en este aspecto.
Otro hallazgo relevante del estudio es que la relación entre el consumo de vino blanco y el riesgo general de cáncer fue más pronunciada en mujeres. Este resultado sugiere la necesidad de realizar más estudios para comprender mejor los mecanismos biológicos que podrían hacer que las mujeres sean más vulnerables a los efectos negativos del vino blanco.
Desde la perspectiva de un enólogo, es fundamental reconocer que el vino es un producto culturalmente apreciado y que su consumo con moderación puede formar parte de un estilo de vida equilibrado. Sin embargo, los consumidores deben estar informados de los posibles riesgos y no basar su elección exclusivamente en la creencia de que el vino tinto es una alternativa más saludable.
El estudio de la Universidad de Brown pone en tela de juicio la idea de que el vino tinto ofrece una protección especial contra el cáncer y subraya la necesidad de evaluar los efectos del consumo de vino blanco, especialmente en mujeres. Más allá de las diferencias entre tinto y blanco, lo importante es recordar que el alcohol, en cualquier forma, debe ser consumido con responsabilidad y en el contexto de un estilo de vida saludable.
En definitiva, la ciencia nos recuerda que el vino, aunque placentero y lleno de historia, no debe ser visto como un escudo protector contra las enfermedades. Su disfrute debe estar basado en el gusto personal y la moderación, más que en una supuesta superioridad nutricional de un tipo sobre otro.