Investigación

Cáncer de mama: inducir la menopausia podría ser cosa del pasado

Un ensayo muestra el potencial de un fármaco que, además, no requiere suprimir la función ovárica

La edad y los niveles de estrógenos afectan el riesgo de cáncer de mama
La edad y los niveles de estrógenos afectan el riesgo de cáncer de mamaFREEPIKLA RAZÓN

La edad y los niveles de estrógeno de la mujer afectan al riesgo, al tratamiento e incluso al pronóstico del cáncer de mama. Este tumor tiene su mayor incidencia entre los 45 y los 65 años, observándose un descenso progresivo a partir de la menopausia. Y si bien en los últimos años se ha registrado un incremento en el número de casos de cáncer de mama a edades precoces en España, lo cierto es que «únicamente» el 25% de los diagnósticos ocurre en mujeres menores de 50 años.

Muchas de ellas desarrollarán la menopausia tras recibir quimioterapia o será inducido mediante un tratamiento de supresión hormonal con las secuelas que eso produce en muchas de ellas.

Pero esto podría en un futuro cambiar. La compañía internacional Medsir ha anunciado recientemente los resultados de su estudio «Empress», un ensayo en fase II que analiza el potencial beneficio del fármaco giredestrant,en desarrollo por parte del laboratorio Roche Farma, en mujeres premenopáusicas con cáncer de mama ER+/HER2- en estadios iniciales.

«Hay varios antiestrógenos muy potentes con enfermedad avanzada. Nuestro estudio busca es ver si este fármaco podría tener un rol en pacientes con enfermedad precoz en un escenario muy concreto», explicó previamente a ESMO Antonio Llombart-Cussac, investigador principal del estudio y jefe de Servicio del Hospital Arnau de Villanova de Valencia, en referencia al uso potencial de giredestrant sin supresión de la función ovárica en premenopáusicas.

Los resultados han demostrado que giredestrant, sin inyecciones de supresión hormonal, funcionó mejor que el tratamiento estándar con tamoxifeno para ralentizar el crecimiento de las células cancerosas en mujeres premenopáusicas con cáncer de mama precoz ER+/HER2-.

El estudio se realizó con «92 mujeres jóvenes de 44 años de mediana, premenopáusicas y con tumores hormonales», precisó el investigador principal.

En ellas el tratamiento estándar es cirugía. Pues bien, en este ensayo tras 15 días de tratamiento previo a la cirugía, las pacientes, que recibieron giredestrant presentaron una mayor disminución del marcador de crecimiento tumoral Ki67 en comparación con las que recibieron tamoxifeno. Esta es una proteína que aparece en las células cuando se están dividiendo.

Además, un mayor número de pacientes tratadas con giredestrant también alcanzó la detención completa del ciclo celular (es decir, las células cancerosas prácticamente dejaron de dividirse), aunque esta diferencia no fue estadísticamente significativa.

«No vemos que se reduzca el tumor, sino que lo que hemos analizado es si a los 15 días la actividad de proliferación del tumor se ha quedado bloqueada», afirmó.

A su vez, giredestrant redujo considerablemente la actividad de los receptores de estrógeno y progesterona, dos proteínas clave en este tipo de cáncer de mama.

Uno de los hallazgos más relevantes del estudio es que, por primera vez, esta reducción de la actividad tumoral se consigue sin la supresión de la función ovárica de la paciente.

Esto sugiere que giredestrant podría constituir una alternativa terapéutica oral más eficaz a la terapia estándar actual, mejorando la calidad de vida de las pacientes al evitar los efectos adversos asociados a la supresión ovárica, que se realiza con inyecciones de análogos de la hormona liberadora de hormona luteinizante.

Este estudio abre la puerta, por tanto, a que en «el futuro los tratamientos hormonales –oncológicos– para este perfil de mujeres sean menos tóxicos», incidió el investigador.

Y es que en la actualidad frente a la supresión ovárica no se quitan ovarios, pero se da una medicación subcutánea una vez al mes que, según Llombart-Cussac, «reduce la libido a cero, las pacientes cambian de metabolismo y engordan, sufren sofocos, etcétera. Hasta un tercio de las pacientes no tolera bien el tratamiento».